jueves, 9 de diciembre de 2021

“Los que piensan como yo” o "la gente".

 “Entrar en el mundo de la acción es entrar en el mundo de los límites” (G. K. Chesterton)


Me estoy dando cuenta de las muchas veces que se dice y se escribe la frase “la gente”, lo podemos comprobar con solo visitar cualquier página web de un periódico o ver y escuchar las noticias, o las tertulias de la televisión y la radio.

Es más, si nos fijamos, veremos que, sobre todo se habla y se escribe en nombre de “la gente”. Oímos y leemos frases parecidas a las siguientes: estamos haciendo cosas para “la gente”, “la gente quiere…”, lo hacemos “por la gente”, vamos a devolver el poder a “la gente”.

Aparece tanto y se escucha tanto, y por personas tan diferentes, que estoy un poco preocupado, pues estoy seguro de que en ocasiones también yo habré utilizado esos términos, y habré generalizado sobre la gente. Ahora bien, si prestamos atención al contexto en que aparecen estas palabras veremos que muchas veces, cuando uno dice “la gente”, debería ser un poco más humilde y decir “los que piensan como yo”, porque es de lo que en realidad se está hablando.

Si no lo hacemos de esta manera y utilizamos siempre el término “la gente” podemos estar dando a entender de que la gente son los míos y los otros no cuentan. Cuando la realidad nos muestra que hay gente de toda clase, gente de derechas, gente de izquierdas, y gente en medio y en los extremos. Hay gente que apoya a Sánchez y otra gente a Casado, y a Arrimadas, y a quien sea. Hay gente creyente, y hasta católica. Y gente agnóstica, y gente no creyente. Hay gente tóxica. Y gente muy maja. Vamos, que hay gente para todo…

Pero atención, esto no significa que cualquier causa, mientras alguien la apoye, tenga igual validez que otras. Lo que significa es que hay que estar un poco más dispuestos a aceptar otros puntos de vista, otras miradas, porque las personas no somos un rebaño de gente, sino una suma de individuos valiosos, únicos, plurales, complejos, y distintos. Y que quien quiera hablar en nuestro nombre, tendría que escuchar mucho –para luego llegar a la conclusión de que siempre es bueno matizar-. Seguro que hay gente que me da la razón (y otros no)

En fin, así es la vida.

Buenos días.

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