“Integridad es hacer lo correcto, incluso cuando nadie está mirando.”. C.S. Lewis.
Ha bastado una mutación del covid-19 llegada de Sudáfrica
para destruir nuestras esperanzas de salir airosos de esta pandemia. Me da la
impresión de que nuestra economía, después de este nuevo revés, se va a ir al
garate cuando se dé por terminada la pandemia. Habrá que reconstruir nuestra
economía y nuestras vidas, no tendremos más remedio.
Y, cuando hablamos de reconstruir siempre nos tenemos que
referir a construir de nuevo, y como todos ya sabemos se puede construir sobre
roca firme o sobre arena. Y, deberíamos, poder construir una España sobre roca
firme, la roca firme de la verdad, del amor a nuestra tierra, de la
colaboración y el compromiso. Pero, me da la impresión de que vamos a intentar reconstruir
nuestro país construyendo sobre la arena del ansia de poder, sobre la arena del
rencor y, lo vamos a hacer utilizando escombros como las ideas colectivistas o
las ideas del gran capital, ideas que como las primeras han traído dolor y
miseria a este mundo y como las segundas que siempre juegan a ganar y el que
venga detrás que se fastidie.
No podemos reconstruir el país pensando que si aumentamos
el número de gobernantes y aumentamos el control sobre los ciudadanos todo
mejorará sin hacer nada más, esto nos hundiría con rapidez y nos llenaría de
tristeza. Los derechos y libertades de cada persona, anteponer el bien común a
todo interés particular son la roca firme por dónde empezar.
Lo que puede mantener unidos todos esos elementos es el
cemento de la verdad radical, no los chismes ni la propaganda que se paga con
nuestros impuestos en los medios de comunicación para que nos aleccionen, nos
mientan y nos mantengan ocupados con bobadas y frivolidades.
Nuestra democracia puede funcionar sin alarmismo y
mostrando las cosas claras, como los presupuestos del Estado que deben ser
diáfanos y transparentes, como los de cualquier comunidad de vecinos. Tanto hemos
cobrado y a quien se lo hemos cobrado, tanto hemos gastado para tales y tales
necesidades, pero claro, que lo entiendan todos y si hay gastos que no
deberíamos de haber realizado, pues los hemos malgastado comprando voluntades o
montando chiringuitos, que las personas lo sepan para que nos juzguen con justicia.
La economía no debe ser algo escondido, lleno de
porcentajes y de siglas que no hay forma de traducir, sino fácil de entender
para quien quiera informarse seriamente. Y la forma en que los gobernantes
conocen nuestras opiniones no pueden ser encuestas “horneadas por el CIS”, pues
las encuestas no son el medio de expresión de las personas para comunicarse con
sus gobernantes.
La pandemia es una desgracia, pero también es una
oportunidad, no para que nos mantengan en un estado de alarma constante para
así mantenerse en el poder, como algunos sueñan, sino para hacer un
replanteamiento global de nuestra sociedad aquí y ahora, sin aplausos y
cacerolas, con mesura, con buena conciencia y con una visión positiva.
Que este tiempo que comenzó con un simple virus respiratorio
en China y continúa enterrando a multitud de personas no se nos olvide nunca y
nos ayude a actuar en consecuencia.
Empezamos a construir nuestro futuro sobre roca y no sobre
arena.
Buenos días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario