Etapa 49: jueves 26 de agosto de 2021.
Desde
le Bourg d’Osian a Carcasona.
Empezamos
el regreso a Pego, y lo hacemos con tranquilidad, como no queriendo llegar, con
esa sensación de que “algo se muere en el alma”, pero hay que volver.
De
ahí que decidiésemos hacerlo en dos días y visitar Carcasona, ciudad que
llevaba años escapándose de nuestra visita. Mereció la pena conocerla.
Aunque
aún no se puede dar por terminado este viaje, la realidad es que da la
impresión de que estamos en los momentos en que se empieza a sacar
conclusiones. Y esto, tenemos que hacerlo con tiempo, en un intento de
recopilar y asimilar estos últimos meses. Me refiero a no contentarse con una
primera aproximación y con una visión simple. Tiempo para pararse, reflexionar,
mirarlo todo desde varios puntos de vista e intentar ver si se ha cumplido alguna
de nuestras expectativas.
A
veces hay que dar un paso atrás, tomar distancia, tomarse tiempo. Es fácil que
se necesiten algunas semanas para completar esta fase del viaje.
Hay
algo ante lo que siento siempre un poco de recelo; lo que se suele denominar
una “feliz idea”. Me preocupa que lo que voy a realizar o acabo de terminar no
sea otra cosa que una “feliz idea”, un “descubrimiento” que me parece interesante
en un momento y que me embarque en ello sin ver más allá. Que me atrinchere en
ese proyecto, exagerando su necesidad, declarándolo imprescindible e incompatible
con todos los demás, no dejando que entre en él nada ajeno y taponar los demás elementos
que habría que tener en cuenta.
Si
se mira bien, resulta fácil ver que puedo estar renunciando a la razón, si ésta
consiste en el entendimiento de la realidad en su relación con mi “feliz idea”,
es decir en descubrir e incluir las muchas conexiones que forman parte de la
vida real.
Si
se aspira a que esa “feliz idea” llegue a algo más, que sea una “buena idea”,
hay que ver cómo son las cosas que tienen relación con ella, comprenderlas,
poner unas en relación con otras, iluminar la realidad con esa luz que se llama
verdad, hay que dar un paso atrás antes de dar por buena una idea, dejar que
entren en nuestra consideración los elementos que están ligados a lo que se
está considerando, y no dar ninguna conclusión por definitiva.
Cuando
hemos tenido una “feliz idea”, cuando se ha visto un viaje con claridad, no se
ha hecho más que empezar. Hay que seguir mirando, pensando, avanzando hasta
donde sea posible. Se puede, así, tener la tranquilidad de no haber confundido
las cosas, de no haber contribuido a la desorientación de nadie, de haber permitido
que se vean algunas cosas claras, lo que muestra cuántas no lo están todavía, y
por tanto son una invitación a seguir pensando, con la seguridad de que no nos va
a faltar durante días una tarea incitante, ilusionante, apasionante.
Buenos
días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario