martes, 14 de septiembre de 2021

Una vida ordinaria.

 “Entrar en el mundo de la acción es entrar en el mundo de los límites” (G. K. Chesterton).

Después de muchas semanas he vuelto a lo que se podría llamar o voy a llamar vida ordinaria. Esa vida sencilla, sin relevancia aparente que está llena de momentos que no brillan.

Una vida ordinaria que parece intranscendente. No brilla como esos días de viaje con la bicicleta, o como esa visión del descubrimiento de un paisaje increíble.

Momentos sin importancia aparente, como levantarse por la mañana. Un momento para el aseo personal, ordenar un poco la habitación. Salir de casa, ir a correr, a comprar, a tomar un café. Sentarse un rato delante del ordenador. Son instantes que nos pasan inadvertidos la mayoría de las veces.

  Sin embargo, la mayor parte de mi vida y la de la mayoría de las personas transcurre dentro de esos días y momentos ordinarios, en los que muchas veces ponemos poco entusiasmo porque los percibimos como hechos sin importancia.

Con el paso de los años te vas dando cuenta de que tal vez uno de los secretos para poder aprovechar en toda su intensidad nuestra existencia, una existencia que recibimos como algo maravilloso, consiste en descubrir y aprovechar intensamente todo lo que consideramos como ordinario.

No solo yo, muchas más personas han dicho y piensan, que es fácil que tener una vida plena consista en vivir extraordinariamente lo que es ordinario. Lo que quiere decir que hay que alimentar con cariño e ilusión cada instante de nuestros actos cotidianos.

Vivir con intensidad cada momento, hasta sacarlo de la rutina o de lo habitual, para darle el brillo de la alegría, no es sencillo si nos falta la satisfacción de saber que nuestra vida esta encaminada, que tiene un sentido y que vamos en la dirección correcta. Ya se que no en línea recta, y que a veces damos grandes rodeos con algún que otro bandazo, pero no somos ni seremos perfectos.

De momento, en estos días, estoy recopilando todo lo que he aprendido durante el viaje a Venecia para aprovecharlo en el siguiente, todo, lo bueno y lo malo, pues todo me servirá.

Buenos días.

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