“Dicen
que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K.
Chesterton).
Etapa
44: sábado 21 de agosto
de 2021.
Desde;
un lugar indeterminado de AP 7 a Aix-en-Provence.
Etapa
45: domingo 22 de agosto
de 2021.
Desde;
Aix-en-Provence a Venecia.
Etapa
46: lunes 23 de agosto de
2021.
Desde;
Venecia a Le Bourg d’Osian.
Tres
días, tres etapas, que transcurrieron en su mayor parte sentados y al volante
de un coche, por lo que ya supondréis el contraste y la contradicción que esto
significa para un ciclo-viajero.
Son
etapas por las que muchas veces hay que pasar, y que tienen poco que narrar, y
que añadir al conjunto del viaje.
Son
días de transición, como los hay tantos en la vida y que nos sirven para realizar
algún cambio, pero que si los sabemos aprovechar nos pueden servir para calmarnos
y reflexionar.
Los
viajes de largo recorrido en bicicleta, al final, siempre son personales e
intransferibles. Cada persona los inventa y diseña según una forma de ser y de
pensar propias que responde a satisfacciones y expectativas individuales.
Cada
uno realiza el viaje que ha imaginado, un proyecto que cambia y se modifica
según los avatares, previstos e imprevistos que van apareciendo. Esta reflexión
entre lo que uno quería que fuese y lo que uno va viendo que es, resulta uno de
los aspectos más interesantes.
En
estas reflexiones vemos que somos cazadores de ilusiones, emigrantes hacia un
mundo mejor y en medio de este camino se nos cruza el azar, con su fortuna y su
desventura, las cuales le van dando un color determinado a nuestro proyecto. Lo
que está por llegar, lo que solemos llamar el porvenir es lo que más llena
nuestra vida personal, lo que esperamos que suceda, y eso siempre es positivo. No
hay que esperar que lo que está por llegar sea malo, esto es de pesimistas,
mientras que si somos realistas pondremos los pies en la tierra y nuestra
mirada en el horizonte.
Un
viaje tiene muchos sabores, al menos los que se realizan en bicicleta, había
que pasar por estos tres extraños días, pero también posee un temple, que es
como una especie de conocimiento global de la realidad que es diversa y variada.
Y es que la experiencia en estos casos no es un estado de ánimo, sino un
conocimiento que hemos vivido ya.
Sabía
que estos días pasarían, y que el viaje volvería a ser lo que podía imaginar si
sabía manejar con arte y oficio lo físico, lo psicológico y lo espiritual.
Uno
se entera de lo que es un viaje viviéndolo. Estos viajes tan largos tienen
tantos pliegues, que no es posible tenerlos previstos todos, ya que en el fondo
tienen un tono imprevisible, lo que le da un carácter hasta cierto punto
dramático.
Por
muy bien que nos salga, sabemos que ha tenido algunos sinsabores. Si nos sale
mal está claro que habrá estado lleno de fracasos y desgracias. Y, la madurez
es saber entender en qué consiste un viaje de este tipo, cuales son las claves,
qué hay que hacer para empezarlo y terminarlo.
En
alguna hora, en algún momento, habrá que pararse y sin querer, sin tener
demasiada conciencia de ello, hacer un balance, hacer las cuentas de lo que me
ha aportado, si es que ha aportado algo.
Y
hacerse la última pregunta; ¿para qué?
Buenos
días.
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