viernes, 10 de septiembre de 2021

Etapa 50: viernes 27 de agosto de 2021. Desde Carcasona a Pego.

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton). 

Etapa 50: viernes 27 de agosto de 2021.

Desde Carcasona a Pego.

Última etapa o último día, lo mismo da, de este viaje, experiencia, aventura… o como queramos llamarlo, la cuestión es que se ha terminado.

Ya le he devuelto a la bicicleta su aspecto más tranquilo, más reposado y menos viajero. Vuelve a su aspecto natural, sin el peso y la molestia de los portabultos ni del gran espejo. Le quedan los grandes desarrollos, que aún no he decidido si se queda como está o vuelve a ser un poco más rápida.

Y, sobre todo, espero que no se aburra mucho en la cochera en estos meses que vamos a entrar, que se anuncian como más “runners”. Confió en sacarla al menos varias veces al mes para no perder la costumbre de pedalear, pues a partir de enero el ciclo-viaje volverá a entrar en nuestros planes. Con el mismo objetivo que persigo desde hace unos años, “subir” al Nortkapp.

Estos meses que se nos presentan por delante no son buenos para el aburrimiento, no son meses de espera ni de aburrimiento mientras esperamos a la primavera para ver que dificultades se nos ponen delante para no poder ir al Nortkapp, como lleva sucediendo tres años, voy a confiar en que el 2022 me permita empezar, ya no digo llegar, sino comenzar con el norte como destino.

La cuestión del aburrimiento es interesante, no solo por el hecho de estar jubilado y que podría afectarme sino porque de hecho afecta a una gran parte de nuestra sociedad.

Es curioso pero el aburrimiento es muchas veces como un veneno que se produce por una abundancia mal asimilada. Puedo hacer tantas cosas que pierdo todo el interés por la mayoría de ellas. Me aburro. Y, es que, si lo pensamos podemos llegar a la conclusión de que una de las miserias del hombre de hoy no es la de no tener nada que hacer, sino la de no querer hacer nada. Sucede entonces, que busca un remedio para esa desgana, para esa inapetencia; no en el ayuno, que le devolvería el gusto por los buenos y verdaderos alimentos, sino en excitaciones artificiales, cuyo efecto se apaga muy pronto y que exige de medios más adulterados y nocivos. Más o menos es así como trabaja la escalada de la falsa evasión, hasta llegar incluso al recurso de la droga.

Ante esto, muchos piensan en que hay demasiadas posibilidades para hacer cosas, demasiadas facilidades para realizarlas, mucho tiempo libre… Yo no creo que sea lo único que provoca esta situación. Lo que a muchos les falta es el modo de cómo emplear ese bienestar y ese tiempo libre. La sociedad moderna cultiva todos nuestros deseos, pero descuida enseñarnos el buen uso de los bienes que deseamos.

Pienso que puede ser aquí donde reside el nudo del problema: si no sabemos unir la abundancia exterior con nuestra disciplina interior, la propia abundancia nos será arrebatada porque no servirá, pues la prosperidad económica no puede mantenerse más que con el trabajo y las buenas costumbres.

Si continuo con el hilo de la digestión, podría añadir que toda buena digestión se basa en dos principios fundamentales: la sensatez para no comer cualquier cosa y la moderación que consistiría en no comer demasiado. La glotonería solo nos traerá problemas y una visita al médico o a la farmacia.

Nuestra sociedad nos muestra toda clase de comida, buena y no tan buena. Nos muestra tanto lo necesario y lo superfluo; lo útil y lo perjudicial; lo mejor y lo peor. Lo único en lo que no podemos fallar es en la responsabilidad de la elección.

Vamos a intentar no fallar estos meses y aprovecharlos en algo bueno y útil.

Buenos días.

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