“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton).
Etapa
47: martes 24 de agosto
de 2021.
Le
Bourg d’Osian.
Volví
a le Bourg d’Osian, tenía ganas de subir Alpe d’Huez y lo hice. Aunque no con
la bicicleta. Otra vez será. Al no poder traer la bicicleta de Carmen pensé que
no valía la pena subir solo. Subiríamos andando, que también es una muy buena
excursión.
La
cuestión era disfrutar del gran ambiente ciclista que se respira por estos
valles, y aunque no con la bicicleta lo disfrutamos.
Está
claro que muchas veces nuestros deseos no se cumplen. Es fácil entonces decir
que estamos ante un mal, un desastre. Esto parecería valido si lo que
deseábamos era realmente bueno. En otras ocasiones el deseo es claramente malo,
y su “fracaso” se convierte en un bien, aunque al principio no nos diésemos
cuenta.
Aunque
en este caso hay que poner la mirada en la realidad, pues muchas veces la
realidad se impone por encima de los deseos, a pesar de que veamos esa
imposición como un mal.
Creo
recordar que fue G. Thibon, quien dijo algo parecido: “A que nada hay más
hermoso, nada más profundo que lo que es. Pero para comprender esto hace falta
haber vivido y aceptado amorosamente la tensión irreductible, el desgarramiento
absoluto entre lo que es y lo que se desea”.
Esto
será así, cuando la realidad se imponga contra nuestros deseos, incluso deseos
buenos, y sí, entonces uno se da cuenta que no domina todas las cosas, y que
esa falta de control o dominio no es un mal, sino un aspecto irrenunciable de
la condición humana será entonces cuando realmente disfrutaremos de lo que es.
Insistiendo
en el tema veremos que mientras la realidad se adapte más o menos a nuestro
deseo, o por lo menos, no le contradiga demasiado, no se dará un verdadero
contacto con ella, pues solo estaremos viviendo en nuestros propios sueños.
Pero cuando lo que es, cuando lo que sucede se contradice frontalmente a lo que
se desea y, a pesar de esto, preferimos con toda el alma lo que es, entonces, en
verdad, poseemos lo real en toda su integridad.
Entonces,
ese choque con el hecho de estar en Alpe d’Huez sin la bicicleta, no es un mal,
sino simplemente un encuentro con una realidad que no está bajo mi control. No
pasa nada. Disfrutemos de esa realidad, de lo que es.
Esta
claro que para que esto suceda hay que practicarlo, debemos tener muchas
experiencias de deseos irrealizados para abrirnos a la realidad, a su riqueza y
misterio. Sobre todo, entonces, podremos relativizar el valor de un mundo que
es frágil y lleno de sorpresas, para orientar nuestra mente, nuestro corazón y nuestros
deseos, hacia el encuentro definitivo con la realidad que nunca pasa.
Buenos
días.
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