viernes, 3 de septiembre de 2021

Etapa 47: martes 24 de agosto de 2021. Le Bourg d’Osian.

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton). 

Etapa 47: martes 24 de agosto de 2021.

Le Bourg d’Osian.

Volví a le Bourg d’Osian, tenía ganas de subir Alpe d’Huez y lo hice. Aunque no con la bicicleta. Otra vez será. Al no poder traer la bicicleta de Carmen pensé que no valía la pena subir solo. Subiríamos andando, que también es una muy buena excursión.

La cuestión era disfrutar del gran ambiente ciclista que se respira por estos valles, y aunque no con la bicicleta lo disfrutamos.

Está claro que muchas veces nuestros deseos no se cumplen. Es fácil entonces decir que estamos ante un mal, un desastre. Esto parecería valido si lo que deseábamos era realmente bueno. En otras ocasiones el deseo es claramente malo, y su “fracaso” se convierte en un bien, aunque al principio no nos diésemos cuenta.

Aunque en este caso hay que poner la mirada en la realidad, pues muchas veces la realidad se impone por encima de los deseos, a pesar de que veamos esa imposición como un mal.

Creo recordar que fue G. Thibon, quien dijo algo parecido: “A que nada hay más hermoso, nada más profundo que lo que es. Pero para comprender esto hace falta haber vivido y aceptado amorosamente la tensión irreductible, el desgarramiento absoluto entre lo que es y lo que se desea”. 

Esto será así, cuando la realidad se imponga contra nuestros deseos, incluso deseos buenos, y sí, entonces uno se da cuenta que no domina todas las cosas, y que esa falta de control o dominio no es un mal, sino un aspecto irrenunciable de la condición humana será entonces cuando realmente disfrutaremos de lo que es.

Insistiendo en el tema veremos que mientras la realidad se adapte más o menos a nuestro deseo, o por lo menos, no le contradiga demasiado, no se dará un verdadero contacto con ella, pues solo estaremos viviendo en nuestros propios sueños. Pero cuando lo que es, cuando lo que sucede se contradice frontalmente a lo que se desea y, a pesar de esto, preferimos con toda el alma lo que es, entonces, en verdad, poseemos lo real en toda su integridad.  

Entonces, ese choque con el hecho de estar en Alpe d’Huez sin la bicicleta, no es un mal, sino simplemente un encuentro con una realidad que no está bajo mi control. No pasa nada. Disfrutemos de esa realidad, de lo que es.

Esta claro que para que esto suceda hay que practicarlo, debemos tener muchas experiencias de deseos irrealizados para abrirnos a la realidad, a su riqueza y misterio. Sobre todo, entonces, podremos relativizar el valor de un mundo que es frágil y lleno de sorpresas, para orientar nuestra mente, nuestro corazón y nuestros deseos, hacia el encuentro definitivo con la realidad que nunca pasa.

Buenos días.

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