“Nuestra perfección no
consiste en hacer cosas extraordinarias sino en hacer perfecto lo ordinario”
– San Gabriel de la Dolorosa.
Parece ser que en el “salón”
de la Berlingo van a viajar las dos bicicletas, un salón que no vamos a
utilizar durante el traslado hasta el lugar de inicio de está excursión
veraniega. La verdad es que no ha sido complicado hacerles sitio, solamente colocar
los enganches de la rueda delantera en el lugar adecuado y listo, bicicletas
cargadas y listas para viajar.
La Euro Velo 6, bueno,
una parte, es lo que vamos a recorrer, para ser más preciso diré que
recorreremos la parte austriaca, desde Passau (Alemania) hasta Viena, ida y
vuelta.
O sea, seguiremos el
cauce del Danubio, bajaremos por una orilla y seguramente subiéremos por la
otra, pues como ya sabréis no es lo mismo recorrer un camino en un sentido que
en el contrario, todo es diferente.
De las diferentes opciones
que teníamos nos hemos quedado con esta, la mayoría de los comentarios sobre su
paisaje son positivos y no hay duda del interés cultural que se puede encontrar
a sus orillas, por nombrar la fuerza que tiene en este aspecto Viena.
Empezaremos a pedalear en
Passau, la “ciudad de los tres ríos” como se la suele denominar también y que
ha sido considerada durante muchos años la capital cultural del Danubio, después
de recórrela, al día siguiente comenzaremos a bajar por el Danubio.
Ya sé que el termino cultura
está lleno de muchas contradicciones y habría mucho que decir sobre si lo que
nos vamos a encontrar en las orillas del Danubio puede ser considerado como una
verdadera cultura.
La gran mayoría de
nosotros estaríamos de acuerdo en que cultura son los conocimientos que nos
permiten desarrollar un juicio crítico, o sea, ese conjunto de modos de vida y costumbres,
conocimientos y desarrollo artístico que caracterizan nuestra forma de ser y
actuar.
Es complicado, ya que
para aclararlo un poco no quedaría más remedio que añadir a la discusión otra
palabra clave y contradictoria como es “Civilización” lo que como supondréis
complica mucho las cosas.
Sin embargo, si miramos
bien la palabra “cultura” en sus múltiples significados que se le dan, veremos que,
en todas esas acepciones, la cultura contiene siempre un elemento que es básico
e invariable, esto es, el perfeccionamiento del espíritu humano.
Y en el meollo de esa
noción de perfección, se encuentra la idea de que todo hombre tiene en su
interior cualidades para poder desarrollarse y defectos que puede controlar o
eliminar. Como veis el perfeccionamiento tiene pues dos aspectos: uno positivo,
que significa crecimiento de lo que es bueno y otro negativo, o sea, la
limpieza y eliminación de lo que es malo.
Lo que vamos a ver
alrededor de las orillas del Danubio, lo que vamos a aprender de la forma de
pensar de sus habitantes, el significado de los monumentos y sus obras de arte,
su porqué, ¿todo eso va a mejorar nuestro espíritu?, ¿nos va a dar más cultura?
A primera vista, nos
puede parecer que si, ya que la distinción entre instrucción y cultura no es
clara en su concepto general. Pero si analizamos bien las cosas, se ve que tal
distinción existe, y esta basada en un fundamento bastante sólido.
Veamos, se dice de una
persona que viaja mucho o que lee mucho, que es muy culta, por lo menos si la
comparamos con otra que viaja poco. Y entre dos personas que leen mucho, la que
más lee se presume que es más culta.
Como de por sí, cuando
nos instruimos estamos perfeccionando nuestro espíritu, es natural que, salvo razones
especiales, se presume que sea el que más viaja o lea la persona más culta. El
peligro de equivocarse en este asusto, nace del hecho de que muchas personas
simplifican sin darse cuenta las nociones y ven la cultura como el resultado de
la cantidad de países visitados o de libros leídos. Error evidente, pues la
lectura es provechosa, no tanto en función de la cantidad, sino de la calidad
de los libros leídos, y principalmente en función de la calidad de quien lee, y
del modo como lee.
O sea, en conclusión, el
viajar o la lectura puede hacer hombres instruidos: tomamos aquí la palabra
instrucción en el sentido de mera información. Más una persona que ha leído
mucho, que es muy instruida, o sea, informada de muchos hechos o nociones de
interés científico, histórico o artístico, puede ser mucho menos culta que otra
con un bagaje informativo menor.
Es que la instrucción
sólo perfecciona el espíritu en toda la medida de lo posible, cuando es seguida
de una asimilación profunda, resultante de una esmerada y detenida reflexión. Y
por esto, quien leyó poco, pero asimiló mucho, es más culto de quien leyó mucho
y asimiló poco. Basándonos es esto, por ejemplo, un guía de museo es muy
instruido de los objetos que debe mostrar a los visitantes. Pero no raras veces
él es poco culto: se limita a memorizar y no procura analizar.
En fin, ya veremos como
nos afecta todo lo que vamos a ver y sentir, parece claro algún efecto va a
tener, ahora bien que nos libremos de él o no ya va a depender de nosotros.
Y es que si no
reflexionamos sobre lo que vamos a ver, por muchas fechas y hechos que
memoricemos si no los pensamos no vamos a adquirir nada de cultura.
Buenos días.
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