sábado, 20 de agosto de 2022

10/08/22. Miércoles. Melk --- Tullun.

 Nuestra perfección no consiste en hacer cosas extraordinarias sino en hacer perfecto lo ordinario” – San Gabriel de la Dolorosa.

10/08/22. Miércoles.   

Melk --- Tullun.

Distancia: 80 km. Velocidad media: 14,45 km/h. Altura subida: 196 metros.

Ha transcurrido la etapa de hoy, como no podía ser de otra manera, al lado del cauce del Danubio, sin embargo, lo hemos hecho a unos cientos de metros de su orilla lo que ha permitido poder cruzar innumerables pueblos y sus campos, que en el día de hoy han sido predominantemente de viña.

Aunque no ha sido tan llano como en días anteriores, no se puede decir que haya tenido subidas de las que se quedan en la memoria, como ya se sabe, la mayoría de los pueblos a la ribera de los ríos suelen estar situados en pequeñas lomas. 

Protegerse de las crecidas de los ríos siempre ha sido un punto clave para la situación de los asentamientos alrededor de los ríos y el Danubio es un “señor” río que supongo que se pondrá peligroso cuando las lluvias o los deshielos hagan crecer su caudal.

Podemos acampar en la orilla de un río si estamos seguros de que no va a llover con fuerza, pero si lo que queremos es establecer un asentamiento para más tiempo, en el que podamos estar durante años, lo normal es estudiar un poco más el lugar y edificar en un lugar seguro, que por lo general es a unos metros sobre el nivel del agua.


Esto está muy bien, y estoy seguro de que siempre se toman las medidas que en su momento se creen oportunas para que no ocurra ningún desastre en forma de inundación. Sin embargo, los desastres naturales existen y han existido siempre.

Tsunami, huracanes, terremotos, tifones, inundaciones y tormentas tropicales son algunos de los desastres naturales que no cesan de sucederse, y es que la naturaleza tiene sus leyes, aunque no es consciente de ellas. En realidad, los árboles no se dan cuenta de que rompen el asfalto con sus raíces, el agua al correr tampoco sabe si nos permite disfrutar de preciosas cascadas o si mata muchas vidas por invadir con su ímpetu. En cambio, el hombre sí puede conocer estas leyes... No es un ser más de la naturaleza, otro árbol. Somos el único ser en la Tierra que puede conocer las leyes de naturaleza. Aunque la majestuosidad de un bosque o de un río nos infunde respeto y nos extasiamos ante fenómenos y paisajes a veces tan bellos y terribles a la vez, nos damos cuenta de que somos superiores. Nuestra dignidad no sólo nos permite admirar y respetar o destruir y contaminar... Podemos entender la naturaleza para intencionalmente transformarla o influir en sus sucesos con un fin, ojalá bueno.

Tenemos aun mucho camino que recorrer, los científicos sin duda podrían desarrollar aún mucho más las posibilidades de predecir los terremotos, huracanes, etc. para poder prevenir a tiempo catástrofes y evitar muchas muertes de seres humanos. Conviene invertir en este tipo de estudios y en los medios para prevenir o remediar tragedias, igual en los países más desarrollados que en los más pobres.

Y, aunque todo lo anterior tiene como punto de referencia proteger la vida de los hombres, esto no disminuye la importancia de cuidar el medioambiente. Todo lo contrario. Sin embargo, es bueno recordar y no olvidar las razones correctas para los programas ecológicos. Intentamos evitar la contaminación del aire por las negativas consecuencias que tiene para nuestra salud. No hay que pisar el césped, no porque le duela a la hierba, sino para que todos podamos disfrutar de un bonito jardín. Si no matamos sin necesidad a un pequeño pajarito, debe ser porque no es digno del hombre matar sin necesidad. Destruir lo bello y lo bueno sin una razón que lo justifique… todos intuimos que va contra nuestra dignidad. Incluso un niño a quien aún nadie se lo explicó, lo sabe. Por tanto, es bueno cuidar la naturaleza y respetar sus leyes, porque ese comportamiento afirma la dignidad humana. Además, no cultivo las rosas por las rosas, sino para poder regalar las más hermosas. Las flores no necesitan de mi respeto, pero las personas sí tienen derecho a ver flores bonitas.

Nos gusta viajar en bicicleta entre otras cosas porque nos apetece salir a la naturaleza. Experimentamos que contemplar un bello paisaje nos inspira paz y nos relaja. Nos damos cuenta de que existe algo en la naturaleza que nos aporta esa armonía que buscamos, y es comprensible que nazca en nosotros el deseo de vivir en armonía con la naturaleza. Podemos ignorar, sin duda, de dónde vienen las leyes, el orden y la grandeza que admiramos. Pero lo maravilloso es que, a diferencia de los pájaros o los árboles, nosotros, queriendo ordenar nuestra vida, tenemos la capacidad de conocer de dónde viene el orden y seguirlo libremente.

Los árboles y pájaros necesariamente obedecen ciegamente ese Orden, esa Sabiduría y sus leyes. Ciertamente el orden que rige nuestra vida humana es un poco más complicado, no se reduce a leyes biológicas y físicas, pero de todas formas podemos descubrirlo y respetarlo por decisión personal.

Buenos días.

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