“Los cuentos de hadas superan la realidad no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que pueden ser vencidos” (G. K. Chesterton)
Seguimos confraternizando cada día un poco más con la Diverge, vamos haciéndonos amigos, cada vez más íntimos, ya veremos si esta
amistad que estamos fraguando poco a poco se estropea en el momento en que le
ponga las alforjas, ya veremos.
De momento continúo haciéndole kilómetros, y estrechando
lazos, pues una buena amistad es básica para que podamos viajar cómodos y en armonía.
Lo sé, sé que no puede existir una buena amistad, una auténtica
amistad con la Converge, pues sólo es posible entre los Seres Humanos. Sería
ilógico y deshumanizante querer sostener una amistad profunda con una bicicleta
o cualquier animal, al que simpáticamente le pueda llamar "mascota"
(perro, gato, loro, pez, etc.), ya que un mínimo de relación amistosa, por muy
bien que nos encontremos con ese animal o con la bicicleta, no llenaría los más
grandes anhelos de la persona, como: el diálogo, la confianza, el compartir
mutuo, la comprensión, el consejo, el apoyo moral, etc... La amistad entre las personas tiene el efecto
y la satisfacción de conseguir en cualquier momento crítico de la vida, siempre
una mano amiga y un hombro en quien descansar y sobrellevar las cargas de la
vida.
Es así, la bicicleta o cualquier animal, por muy cercanos
que sean para mí siempre quedarían cortos ante tales anhelos propios de todo
ser humano.
Ya sé que mucha gente tiene mascotas y que es posible que
no esté del todo de acuerdo, sin embargo, nunca he visto con buenos ojos el
exceso de cariño hacia los animales domésticos, pienso que se podría hablar de
un cierto maltrato hacia ellos: humanizar a los animales hace que pierdan su
identidad y se sientan ansiosos e inseguros.
Tampoco estoy de acuerdo con esa lapidaria frase del
personaje principal de “Wall Street”: “Si quieres un amigo... cómprate un
perro". Las personas tendemos al egoísmo. Y humanizamos o “deshumanizamos”
según lo que nos convenga en cada momento. Por ejemplo, somos capaces de
deshumanizar a un embrión humano, o a alguien de otra raza o a un enfermo o a
un anciano, y reivindicar el aborto o la eutanasia como un bien.
El amor por los animales
hace que las personas los traten como seres humanos y que, si bien los dueños
de los animales hacen esto porque quieren mucho a sus mascotas, eso no
significa que sea un buen trato. No se están teniendo en cuenta las necesidades
del animal. Los animales se sienten incompletos porque no son seres humanos y
tienen otras necesidades físicas y psicológicas.
Habría que preguntarse y averiguar
quién vive más feliz: ¿El perro vagabundo que sigue libremente sus instintos,
sin estar sometido a ninguna regla, o aquel que está en el sofá de una casa
aislado del resto de sus congéneres?
En fin, yo cuidare con todo
mi amor a mis bicicletas para que lleven a donde yo quiera ir.
Buenos días.
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