“El hombre ha de tener la suficiente fe en sí mismo para emprender aventuras, y dudar de sí mismo lo suficiente para disfrutarlas” (G. K. Chesterton)
Continúo acumulando kilómetros con la Diverge, para
hacerle el primer repaso general y ver los posibles desajustes que se puedan haber
producido, y si todo está bien ya será el momento de colocarle los
portaequipajes. Como solo me subo en ella una vez a la semana, de momento,
espero que después de Navidad tener los mil kilómetros que me he puesto como
objetivo para que este bien rodada.
Después, con los portabultos y algo de peso, otra tanda
de mil kilómetros, y si Dios quiere en abril, una vez más intentaremos “subir”
al Nordkapp, pues como ya he dicho en más de una ocasión; “el hombre propone,
y Dios dispone”.
Con cierta frecuencia me encuentro con personas que comentan
que sienten aburrimiento, monotonía, rutina, pereza y ante el mínimo
contratiempo, un resfriado, un ligero dolor de estómago o una pequeña resaca, dejan
de ponerle intensidad a lo que están haciendo o planeando, y dicen que no saben
cómo superar esos pequeños problemas.
Tengo que recordar que poseemos algo tan valioso como la
fuerza de voluntad y la razón suficiente para ponerla en marcha. Ya se que los
estados de ánimo pueden tener altas y bajas, pero la fuerza de voluntad debe imperar
para vencer estas dificultades.
Por ello, hay que decidirse a plantarle cara a esa
pasajera desgana con fuerza y determinación, porque como dice el proverbio: “son
meros tigres de papel”.
Cuando te pones delante de la idea de llegar al Nordkapp
en bicicleta lo primero que “vemos” es una gran montaña que no encontramos la
forma de pasar, pero, en cuanto te concentras en ir separando cada uno de los
inconvenientes y vas resolviéndolos uno a uno, con paciencia y serenidad, te
das cuenta de que no son tan difíciles de resolver como inicialmente nos daba esa
impresión.
Y es que los problemas han sido y son el pan nuestro de
cada día. Y ya sabemos que todos ellos tienen algo en común, y es la forma en
que se logra solucionarlos. La receta es la misma, bien sencilla.
Voy a poner una anécdota que me ayude a explicar cómo
solucionar los innumerables inconvenientes que surgen ante un gran viaje o
cualquier otra actividad que nos parezca insalvable. Una anécdota –que estoy
seguro muchos ya conocéis-- nos servirá para explicarlo: “En el parque de un
pueblo se hizo necesario tumbar un enorme roble, al que le había caído una
extraña plaga que lo convertía en un verdadero peligro público, temiendo se
cayera o contagiara a los demás árboles.
Una mañana llegaron los obreros con sierras automáticas y
hachas. Todos se congregaron en la plaza para presenciar el derrumbe del viejo
árbol, excitados ante el inmenso estrépito que produciría su caída. Todos
suponían que los hombres empezarían cortando el gigantesco tronco principal por
el sitio más pegado al suelo. Pero fue todo lo contrario. Colocaron escaleras y
comenzaron podando las ramas más altas.
Y así, desde arriba hacia abajo, fueron cortando desde
las más pequeñas hasta las más grandes ramas, quedando al final tan sólo el
tronco central. Un rato después, aquel poderoso roble se encontraba en el
suelo, cuidadosamente cortado a pedazos. Uno de los obreros explicó que de
haber cortado el árbol cerca de la tierra y antes de quitar las ramas, se
hubiera vuelto incontrolable, produciendo grandes destrozos en su caída. Es más
fácil manejar un árbol cuanto más pequeño se le hace.”
¿Qué hemos aprendido? Tenemos que ocuparnos primero los
pequeños obstáculos para ir llegando al centro de nuestras preocupaciones. Ocuparnos,
no preocuparnos. Reconocer nuestros errores, nuestros miedos, nuestros valores.
Tener el valor de enfrentarlos. Establecer las prioridades. Tener claros los
objetivos. Librarnos poco a poco de todo el peso que nos impide realizarlos,
disfrutar y, en definitiva, vivir.
Ya se que no siempre resulta fácil enfrentar nuestras
dificultades, pero al menos podemos intentarlo mientras vamos poco a poco,
transformando nuestro miedo, angustia y desesperación, en fuerza y esperanza.
Buenos días.
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