“Dicen
que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K.
Chesterton).
Etapa
42, jueves 19 de agosto de 2021.
Desde: Venecia a Pego.
No sé si un viaje ciclo-viajero se puede
equiparar con un espectáculo de magia. Pero estaría bien que se pudiera
realizar esa comparación. Pues los dos poseen un planteamiento, un desenlace y al
viaje le suele faltar lo que los ilusionistas llaman el prestigio.
Plantee el viaje, lo prepare como un mago
que baraja las cartas y las da cortar a un espectador para que escoja una,
todos ya saben cómo se va a desarrollar el espectáculo, yo intentando llegar a
Venecia y el mago intentando adivinar la carta.
Yo llegue ayer a Venecia y el mago adivina
la carta, este es el desenlace del espectáculo, y un espectáculo pobre se
termina aquí. En cambio, un gran mago si quiere que su función se sublime, si
quiere realmente sorprender no le basta con adivinar la carta, algo que todos
dan por supuesto, tiene que realizar lo que llaman el prestigio, tiene que
decirle por ejemplo al espectador que eligió la carta que mire en su cartera a
ver si encuentra un papel con el nombre de la carta, si el papel está y tiene
el nombre de la carta este truco de magia tiene prestigio, el prestigio es el
culmen del espectáculo.
Mi viaje no podía terminar con un feliz
desenlace tenia que intentar ir a por el prestigio, a por la fascinación final.
Así que me dispuse a ello.
Deje la bicicleta y las alforjas en un autobús
que, hacia las labores de oficina de turismo, que muy amablemente me dejaron
utilizar los trabajadores del camping de Fusina, a los que solo con darles las
gracias no es suficiente pues su amabilidad fue imprescindible e impagable.
Y, a las 11 de la mañana me subí a un avión
que me llevaría después de pasar por Madrid a Valencia y desde allí a Pego. A
las 19:00 horas ya estaba en casa y sin dar una sola pedaleada.
Había comenzado el intento de realizar el prestigio
de este mágico viaje.
Buenos días.
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