Etapa 38, domingo 15 de agosto de 2021.
Desde: Pavía a Cremona.
Con sus 89 kilómetros la
etapa de hoy ha tenido el "honor” de ser la que ha visto como hemos
superado los 2000 kilómetros, siendo sinceros la de ayer hubiera recibido ese “honor”
si hubiera ido a cenar en bicicleta, pero lo hice a pie.
Son en este momento 2083
kilómetros los que llevo pedaleados desde que salí de Pego, números, datos,
nada más.
En el momento que recorres
una ruta cicloturista o coincides con ella, es fácil encontrarse con otros ciclo-viajeros
en los camping o en los albergues.
Esta noche, en Cremona, hemos
coincidido varios, y resulta muy fácil entablar conversación, claro esta que si
se habla el mismo idioma, aunque en italiano es fácil.
La cuestión es con que
facilidad se entregan las personas sin conocerse en estas circunstancias.
Hay y quisiera decir muchas
cosas sobre el tema, pero advierto que todas ellas pueden llegar a ser cosas
muy evidentes.
Aunque pensándolo un poco, lo evidente es precisamente lo más
grande y lo más difícil en la vida. Esta claro que si queremos dar algo, ha de
ser algo precioso, no desechos.
Y el valor de algo se aprecia
especialmente cuando nos tenemos que desprender de ello. De ahí que sea
necesario saber dar. Lo más valioso es el modo como se da. Pero no como
obligación, sino como pura generosidad.
En estos encuentros durante
los viajes, no se suele llegar a dar nada precioso, precioso en el sentido de
que nos sea muy querido o necesario, de ahí que casi siempre resulten
agradables.
Ocurre que para poder dar,
las personas no podemos ser esclavo de las cosas, sino señor de ellas. Si yo
dependo de tal manera de mi hornillo, que no puedo darlo, no me pertenece el hornillo
sino que soy yo el que le pertenezco a él. Ya he dicho que eran cosas evidentes
pero difíciles, aunque todos las tengamos claras.
Por ejemplo, quien da, no le
es lícito exigir agradecimiento; quien piensa de este modo facilita enormemente
el trabajo de recibir, que muchas veces es más difícil que el de dar.
Lo perfecto de dar es cuando
quien recibe no nota en absoluto que ha recibido.
En estos encuentros el dar y
el recibir son una especie de puente entre los que allí estamos. Damos y
recibimos consejos sobre bicicletas, rutas, material…
Y, me gusta mantener lo ojos
abiertos para estar atento a dar donde falte algo y mostrar al otro que nos
brinda la ocasión estar alegre por ello.
En fin, lo dejo, sin decir
nada de la alegría que siente, pero eso ya será otro día.
Buenas tardes.
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