“Dicen
que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K.
Chesterton).
Etapa
43; viernes 20 de agosto de 2021.
Desde:
Pego – A un lugar indeterminado de AP 7.
Comenzó
esta etapa 43 en Pego, convirtiendo a la Berlingo en un camper, y al medio día
ya tenía todo cargado y preparado, incluida la bicicleta de Carmen, solo
faltaba esperar a que el calor del medio día se calmase un poco para empezar la
vuelta a Venecia, donde me esperaba la bicicleta con las alforjas.
Muchísimas
veces en la historia se ha confirmado el dicho: “El hombre propone y Dios
dispone”, es decir, que a menudo Dios “dispone” lo contrario de lo que el
hombre se ha “propuesto”. No se iban a cumplir los planes que tenía previstos
para esta parte final del viaje, al menos como yo me lo había propuesto.
La
Berlingo nunca salió de Pego, ni tampoco la bicicleta de Carmen que nos debería
de permitir realizar las excursiones que tenía preparadas, el testigo de la
urea se ilumino nada más llenar el depósito de gasolina y no existió la
posibilidad de cambiar la bomba de la urea que sin duda estaba agarrotada por
el tiempo de inactividad.
En
fin, cambio rápido de planes, cambiamos todo el material de coche y ya sin la
bicicleta de Carmen, nos pusimos en marcha con el C 3 de Carmen hacia Venecia.
Todo
había cambiado. Pasamos la noche en una parada de autopista.
Cuando
se tiene la suerte de saber que nuestro destino no está en manos de una loca
ruleta, cuando se tiene la certeza de que todo es para bien, hay que resistir y
soñar. Resistir es poco. ¿Nos atrevemos a soñar? Soñar es peligroso porque los
sueños pueden ser simplemente sueños, y "los sueños, sueños son", o
proyectos, ilusiones, planes, deseos, ideas…y esto compromete porque hay que despertarse,
levantarse y moverse.
Se
dice, y a veces sucede que las catástrofes son hitos necesarios para crecer,
crecer en ingenio y descubrir el gran potencial que tenemos. En cambio, la vida
fácil y cómoda, la seguridad atontan y degradan. Si miramos un poco a nuestro
alrededor podemos ver como en muchas situaciones hemos dejado la libertad por
la seguridad; se prefiere estar tranquilo, no tener sobresaltos, una vida fácil,
aunque haya que renunciar a la libertad.
¿Qué
vendrá después de este cambio de planes? Podría pensar que ya nada será igual. Si
fuese pesimista, acomodado, pensaría que todo el plan se había hundido. Estaría
pensando en todos planes perdidos. Al ser un soñador veo renacer un nuevo
proyecto, no quiero desaprovechar esta ocasión para hacer borrón y cuenta
nueva. ¿Me atrevo a soñar? ¿Tengo aún capacidad para soñar? ¿Creo que me merezco
otro fin de viaje mejor?
Sin
duda, por eso estamos en un pequeño Citroen C3 durmiendo en la autopista.
Buenos días.