“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto
hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)
Pensar que existe una seguridad total y completa de
nuestras pertenencias en un viaje en bicicleta es una quimera, no solo por la
facilidad con que se ponen y se quitan sino también porque con solo una navaja
se pueden rajar fácilmente y llevarse lo de su interior.
Por lo tanto, no se trata de evitar que nos sustraigan
alguna alforja sino de disuadir un poco, ponerlo un poco más difícil, o sea
evitar de que nos hurten y que si lo hacen se convierta en un robo.
Para que nos roben tiene que existir algún tipo de
violencia, romper algo. En un hurto no. Si cogen una alforja del asa y se la
llevan es hurto, sin rompen un ligero cable para llevársela ya es robo y si nos
coaccionan de alguna manera es un atraco.
Al final nos han robado la alforja igual, pero a la hora
de denunciar no es lo mismo y, sobre todo si tenemos algún tipo de seguro. Mi
intención es solo que no me hurten.
Tener una seguridad total y completa no es posible,
siempre habrá circunstancias que nos son imprevisibles. No existe, ninguna
seguridad total. Aceptar esto no significa cruzarse de brazos y no hacer nada
para impedir que nos roben, aunque no sabemos si nos ocurrirá resulta posible
tomar medidas adecuadas.
Basta con poner unos pequeños obstáculos para dar una
imagen de seguridad. Luego, lo que vaya a ocurrir escapa a nuestro control, porque
siempre hay un nivel de imprevistos que nos van a sorprender. Muchas veces los
pequeños hurtos que hemos sufrido en algún viaje son producidos más por la
facilidad con que los han podido realizar que por el valor de lo que se han
llevado o por la necesidad que tenían de esos objetos.
El robo está con el hombre desde siempre, todo el mundo
sabe que robar está mal, y no haría falta mucha explicación pues parece muy
claro a primera vista. Pero si nos detenemos un poco con lo que significa el
“no robarás” comienzan a llegar los “peros” y los “aunques”, y ya no se ve tan
claro, entramos entonces en la parte que se refiere a codiciar lo ajeno. Tenemos
muy claro que está mal robar, pero nos olvidamos de que también lo es desear coger
y conservar lo que pertenece a los demás.
Moralmente es igual de malo robar que querer robar. Esta
claro que realizar el robo agrava nuestra acción, pero nuestro error se cometió
ya en el instante en que se tomó la decisión o se consistió en ese deseo. Un
ejemplo, si decido robar una cosa si se presenta la ocasión, y ésta jamás
viene, impidiendo llevar adelante mi propósito, ese intento de robo estará en
mi conciencia y por lo tanto es ya un acto moralmente malo.
El tema del robo se puede también observar desde el punto
de vista de la virtud de la justicia, que no es otra cosa que la virtud moral
que nos obliga a dar a cada uno lo que le es debido, lo suyo. Se puede
quebrantar esta virtud de muchas maneras, está claro que el robo es una de ellas.
Si vamos afinando un poco con la definición podemos decir
que robar es tomar o retener voluntariamente contra el derecho y la
razonable voluntad del prójimo lo que le pertenece. Veamos; “contra él derecho
y la razonable voluntad del prójimo” esto es importante.
Advirtamos, que la vida es más importante que la
propiedad de las cosas. Es, por lo tanto, irrazonable rehusar dar a alguien
algo que necesita para salvar su vida. Así, el hambriento que toma un pan no
roba. El refugiado que toma un coche o un bote para escapar de sus
perseguidores, que amenazan su vida o su libertad, no roba.
Es esta una discusión interesante, pues distingue entre
robar y de tomar prestado. Otro ejemplo, si mi amigo no está en su taller y le
cojo unas herramientas para reparar mi coche, sabiendo que él no pondría
objeciones, es claro que no robo. Pero está igual de claro que es inmoral tomar
prestado algo cuando sé que su propietario pondría dificultades.
Si seguimos este camino, de que todo lo que sea privar a
otro contra su voluntad de lo que es suyo, si se hace deliberadamente, está mal
hecho, ya vemos que, además de robar, hay muchas otras maneras de cometer el
mismo acto. Incumplir un contrato o un
acuerdo de negocios, si causa perjuicios a la otra parte contratante, es robar.
También lo es incurrir en deudas sabiendo que no se podrán satisfacer, una falta
muy común en estos tiempos en que tanta gente vive por encima de sus
posibilidades. Igualmente dañar o destruir deliberadamente la propiedad ajena
es el mismo caso.
Como veis, podría seguir, son innumerables, pues defraudar
entra en el mismo “saco” ya que es: privar a otro con engaño de lo suyo. Los
empleados públicos son una categoría de personas que necesitan tener una especial
precaución en este problema del robo. Estos empleados son elegidos y pagados
para ejecutar las leyes y administrar los asuntos públicos, con imparcialidad y
prudencia, para el bien común de todos los ciudadanos. Un empleado público que
acepte sobornos -por muy hábilmente que se disfracen- a cambio de favores
políticos, traiciona la confianza de sus conciudadanos que le eligieron o
designaron, y roba pues no les da a los ciudadanos lo que les es debido.
No se puede medir el daño moral con una cinta métrica, ni
hallar su total en una calculadora. Así, cuando alguien pregunta: “Qué es peor,
el hurto, el robo, el atraco, el fraude, la rapiña, etcétera”? No hay una
respuesta preparada e instantánea. Sólo se puede hablar en general y decir que
el robo de algo de poco valor será más venial y que robar algo valioso será más
grave (tanto si su gran valor es relativo como absoluto).
Cuando hablamos del valor relativo de algo, nos referimos
a su valor considerando las circunstancias. Para un trabajador con familia que
mantener la pérdida de un jornal será normalmente una pérdida considerable.
Robarle o estafarle su equivalente podría ser fácilmente grave. La gravedad de
un robo se mide, pues, tanto por el daño que causa al despojado como por el
valor real del objeto implicado.
La conclusión evidente es que, si somos escrupulosamente
honrados en nuestros tratos con los demás, nunca tendremos que preguntarnos:
¿Es esto robar?
En fin, lo dejo pues ya no quiero “robaros” más tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario