“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto
hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)
Parece ser que me han sentado bien las dos salidas en bicicleta
de este fin de semana, la del viernes y la de esta mañana. Aunque en la de esta
mañana hemos sufrido dos tormentas que no estaban en el guión y nos hemos calado
hasta los huesos, parece claro que todo bautismo necesita de agua.
Hemos subido al Barranco De L'encantada, en el término
municipal de Planes y que nos ha servido como la primera prueba con cierta
entidad para el viaje poscovid19.
Empiezo a ver y a sentir como poco a poco vamos consiguiendo
ir solucionando todo este problema con el covid-19, de alguna manera vamos a
solucionar el problema sanitario pero lo que en estos días empieza ya a
preocuparme es el problema económico pues estoy viendo que nuestra economía parece
que se irá al garete tras el confinamiento. Tendremos que reconstruir nuestra
economía.
Y es aquí, donde empiezo a adivinar otro problema, para
construir algo tenemos que hacerlo sobre unos buenos cimientos. Hablar de
reconstruir es hablar de construcciones que se pueden levantar sobre roca firma
o sobre arena. Podemos construir una economía y un país sobre la roca firme de
la verdad, del cariño a nuestra tierra desde el Atlántico al Mediterráneo, de
la colaboración y el compromiso. Lo malo es que estoy viendo que se está
intentando reconstruir sobre las arenas movedizas del rencor, del ansia de
poder, veo que se están utilizando materiales de desecho como las ideas
colectivistas que tanto dolor y miseria han traído al mundo o las ideas del
gran capital que siempre juega a ganar y el que venga detrás que se fastidie.
La roca firme en
la que debemos construir a partir de hoy es el respeto radical a los derechos y
libertades de cada persona, anteponer el bien común a todo interés particular o
bastardo.
El material que se debe utilizar para que construyamos
unidos es la verdad radical no los bulos ni la propaganda pagada con nuestros
impuestos a los medios de comunicación para que nos adoctrinen, nos engañen,
nos entretengan con sandeces y frivolidades. ¡Por favor, tened cuidado con las
tertulias de sabihondos! Tampoco a las que alardean de cinismo y lascivia.
Nuestra democracia puede funcionar mucho mejor sin
alarmas alarmantes si consigue una conexión fácil con las personas. Por
ejemplo: los presupuestos que sin duda se van a tener que rehacer para hacer
frente a todos estos gastos tienen que ser claros y diáfanos, como los de
cualquier comunidad de vecinos. Tanto se ha cobrado y a quienes, tanto se ha
gastado para tales y tales necesidades, pero clarito, que lo entiendan todos y
si hay gastos que no debían haberse realizado, pues solo han servido para
comprar voluntades o montar chiringuitos, que podamos hacérselo saber a los que
dicen gobernarnos.
La economía debe empezar a no ser algo esotérico, lleno
de porcentajes y siglas, sino totalmente entendible para toda persona que quiera
informarse seriamente.
Esta epidemia del covid-19 ha sido y es una desgracia, pero
también una oportunidad, no para una alarmante actuación política continuada,
como algunos sueñan, sino para un replanteamiento global de nuestro aquí y
ahora, sin aplausos ni cacerolas, con mesura, con buena conciencia, con
positividad.
Espero que todo lo que nos esta pasando y porque nos esta
pasando no se nos olvide nunca y nos ayude a obrar en consecuencia.
En fin, Buenas Tardes.
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