“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto
hay que tener ideas” (G. K. Chesterton).
Parece ser que los afortunados, que puedan, van a poder
planear sus vacaciones este verano y, los que ya teníamos pensado que hacer
vamos a intentar averiguar si podemos mantener nuestros propósitos o si bien
vamos a tener que cambiarlos.
De momento, estoy intentando volver a tener las mismas
sensaciones físicas y mentales que tenía antes del covid-19 y así mantener la
esperanza de subir al Nordkapp.
Ayer volvimos a salir en bicicleta para ir acumulando
kilómetros en nuestras piernas y ánimos en nuestros corazones.
De nada me sirvió empezar con mucho afán este proyecto si
ahora no tengo la perseverancia suficiente para mantenerlo. La mitad de los
anhelos que tenemos las personas en nuestra vida se nos quedan en eso, en
anhelos, en deseos, en sueños no realizados … y si analizamos bien el por qué
no se cumplieron fue porque nos faltó perseverancia.
La verdad es que, la firmeza y la constancia en la
ejecución de esos proyectos y en tener un buen ánimo es donde se encuentra la
clave para que no se nos derrumben muchas de nuestras ilusiones. Cuantas cosas
emprendemos en la vida y sabemos que tenemos que ser perseverantes, pues si no
lo somos, todo lo que hemos ideado se irá diluyendo como el agua en nuestras
manos. Tener el ánimo resuelto ante nuestras ilusiones y una voluntad firme nos
llevará a cumplirlas.
Cuando no alcanzamos nuestros objetivos a veces no
reconocemos que generalmente fueron la falta de esos factores, tan importantes
y necesarios, lo que hizo que no llegáramos a obtener los resultados que
esperábamos. Siempre nos basamos en otras causas para “echarle la culpa” de
nuestros fracasos, de nuestras frustraciones. Pocas ilusiones podemos llevar a
cabo sin disciplina y perseverancia, ya sea en lo físico, en lo intelectual
como en lo espiritual. No se logrará recorrer cien kilómetros todos los días
sin subirse a la bicicleta día a día, aunque sea un poco, no nos va a ser
suficiente sudar y pedalear, o pasarse todo un día en la carretera si es tan
solo por una sola vez.
No me va a bastar si quiero conocer y familiarizarme con
las costumbres y tradiciones del lugar que quiero visitar si solo le hecho un
vistazo a un folleto turístico, tengo que leer e investigar más, si no me
impongo una constante lectura y estudio de todo lo que pueda darme ese lugar. Como
en muchas otras cosas en la vida que empezamos con mucho ímpetu y ardor nos
cansamos, y pronto olvidamos todo ese entusiasmo porque eso nos cuesta, porque
nos está pidiendo un gran esfuerzo, porque esos proyectos nos piden disciplina
y perseverancia.
En este proyecto de alcanzar el Nordkapp, para mí, si ha
existido disciplina y perseverancia para prepararlo y estudiarlo, aunque no he
conseguido aprender inglés, pero ¿y la perseverancia final?
Durante estos meses de cuarentena he sentido muchas veces
como un cansancio, como una flojera, como una desgana. Ya no existía ese ardor
de antes del covid-19, se fueron los días en que mi espíritu ponía en juego
toda su fuerza para hacer los sacrificios que fueran necesarios y la voluntad
estaba al servicio de la fogosidad del espíritu para conseguir salir hacia el
norte de Europa. Ahora veo que es el momento del peligro. Peligro de abandonar de
dejarlo pasar.
El fracaso, la decepción ha esperado muchos días de esta cuarentena.
Ha esperado y ya saborea su triunfo al verme no solo flaquear sino también al
comprobar como no se ve aún una Europa sin fronteras libres, como aún estamos
en la fase 1, como poco a poco voy dejando a un lado el sentido de ese viaje y voy
llenándome de dudas.
Ante todas las circunstancias que se van poniendo por
delante hay que esperar que mi perseverancia se pueda mantener intacta hasta el
final.
Buenas Tardes.
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