jueves, 21 de junio de 2018

Jueves 21 de junio de 2018.

“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien)

Hace unos días surgió el tema de la imposición de nuestras creencias a los demás y que los legisladores electos deben evitar imponer un estrecho punto de vista, por ejemplo religioso, sobre el resto de la sociedad.
Y, después pensándolo un poco pienso que ese pensamiento esta mal enfocado y que se ha convertido en pensamiento bastante común desde hace unos años dentro de muchas legislaturas estatales y entre muchos de quienes elaboran las leyes.
Vamos a ver, muchos políticos no logran reconocer el hecho de que una ley es, fundamentalmente, la imposición de un punto de vista de alguien sobre los demás. Se trata, efectivamente, de una imposición. La naturaleza propia de las leyes es imponer perspectivas particulares sobre personas que no quieren que se les impongan dichas perspectivas.
Voy a poner un ejemplo, los ladrones de coches no quieren que se les impongan leyes que les prohíban robarlos. Los traficantes de drogas no quieren que se les impongan leyes que hacen ilegal la venta de drogas. Sin embargo, elegimos a nuestros políticos, precisamente, para que elaboren dichas leyes y las impongan.
Así que el tema no es sobre si se impone o no algo a las personas.  El tema es, más bien, si lo que se va a imponer es razonable, justo y bueno para la sociedad y para quienes la integramos.
Encuentro también otro error en el caso de lo temas de las religiones, es suponer que dado que la religión mantiene una perspectiva particular eso implica que dicha perspectiva nunca debe ser tomada en cuenta o nunca llegar a ser convertida en ley.  Las religiones enseñan muy claramente que robar es inmoral.  ¿Será entonces que si yo apoyo leyes en contra de robar estoy imponiendo sobre la sociedad mi estrecho punto de vista religioso?  Obviamente no.
Lo importante no es si la ley que se está proponiendo la enseña una religión o no sino si dicha ley es justa, correcta y buena para la sociedad y sus integrantes.

Feliz y Dulce Día.

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