“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton).
Otro paso, ya tengo colocado
el soporte de manillar en la Diverge, donde se sujetará la bolsa de manillar,
el timbre, el soporte del teléfono móvil y alguna cosa más que no puedo colocar
en el manillar, pues hay que tener en cuenta que es un manillar pequeño, de la
talla 40 o sea 40 centímetros de ancho. También he colocado la luz delantera,
que de momento la he puesto en el portabultos delantero, ya veremos cuando la pruebe
de noche y vea si la rueda le quita luminosidad.
Son muchas las cosas que nos gusta
tener a mano cuando pedaleamos y para ello necesitamos tener lugares donde
colocarlas, al menos las que podamos considerar más indispensables. Me
encuentro en la fase en que busco la mejor manera de ordenarlo. Eligiendo el
orden de las prioridades para poderlas organizar mejor y que se encuentren más
disponibles cuando estamos en marcha.
Si pensamos podemos llegar a
la conclusión que nos pasamos el día siguiendo un orden, las actividades que
realizamos tienen un orden y una meta.
Cada día, en cada etapa de
nuestro viaje nos preparamos, ponemos en orden todo el material en las
alforjas, desayunamos, desmontamos la tienda, cargamos todo en la bicicleta…
Luego, empezamos a pedalear,
seguimos la ruta que nos hemos marcado, admiramos los lugares por dónde vamos
pasando. Horas y horas de pedaleo, tomamos fotografías, compramos comida,
consultamos el móvil, prestamos atención a la hora en la que estamos para
buscar el lugar dónde acampar…
Llega el momento de acampar,
buscamos el mejor lugar, montamos la tienda, nos duchamos, lavamos la ropa, nos
hacemos la cena, y si no lo hemos hecho antes, vistamos los alrededores. Al
final, se nos termina el día y nos preparamos para dormir…
Las
actividades se suceden. En muchas de ellas hemos afrontado objetivos pequeños. Un
puerto de montaña subido nos llena de satisfacción. Un pinchazo a veces se
convierte en agobiante, sobre todo si es ya pasada la media tarde. Otras veces,
las metas y las decisiones tienen más envergadura. Buscar un nuevo recorrido
para los próximos días, tomar la decisión de volver atrás, aceptar o rechazar la
decisión de dar por terminado el viaje.
No
tenéis la impresión de que todas las opciones y acciones parecen como
provisionales, que solo sirven para un momento concreto, y luego nos fuerzan a
seguir alcanzando nuevos objetivos. Lo vemos también en nuestro día a día, en
todas las decisiones que tomamos. ¿En qué momento podemos decir que hasta aquí
hemos llegado?
En
el fondo de tantas decisiones vemos que aparece confusamente la idea de que
buscamos algo que sea perfecto, un lugar donde situarnos definitivamente.
Intuimos también que eso no va a ocurrir, sabemos que eso no puede ocurrir, que
todo lo que conseguimos al final termina y pasa.
Entonces,
¿hay un objetivo definitivo? Según lo veo yo, sí. Lo que implica que tenga que
mirar más lejos de las mil actividades de cada día. Entonces, si esto es así, debería
de actuar ahora con la mirada puesta en esa meta definitiva. Lo demás, incluso
lo que parece bello y agradable, quedará en el camino.
Buenos
días.
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