“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer”. John Henry Newman.
Son
las siete de la mañana y las redes sociales me han permitido ponerme al día no
solo de lo que hacen muchos de mis amigos y muchos de mis conocidos sino
también lo que está sucediendo en el mundo y lo que seguramente sucederá hoy.
Si lo
que acabo de ver se corresponde o no con la realidad es otra historia, sólo
ellos lo saben. Estoy casi seguro de que la tan criticada fachada de las redes
sociales también es, al final, una forma de protegerse. Muchos de nosotros
compartimos una considerable información personal en las redes y transmitimos
una realidad, lo interesante de la cuestión es pensar qué realidad queremos
transmitir, y cuál estamos transmitiendo. Por qué fotos queremos que nos
recuerden. Porque contamos lo que queremos. Y no solo en las redes sino también
en la vida.
Estamos,
tal vez, demasiado acostumbrados a registrar cada momento de nuestra vida y,
muchas veces me he preguntado si estoy infravalorando la privacidad de los
demás y estoy contando cosas que ellos no querrían. ¿Cuántas fotos abre
publicado de otras personas en las redes?
¿Cuántas historias que no son solo mías? ¿Estamos concienciados de si se
nos respeta nuestra privacidad o respetamos la de los demás?
Ahora
conocemos a muchas personas con las que intercambiamos información en las redes
sociales, pues una gran mayoría utilizan sus datos personales, incluso los conocemos
personalmente, personas que saben o pueden saber si lo que publicamos es
cierto, o si esa foto que etiquetamos como hecha en un lugar determinado
corresponde o no a ese lugar. Poco a poco nuestras vidas en las redes van siendo
una expresión de nuestra vida real, más que una vida virtual, paralela, pero con
poco sustento en nuestro día a día.
Y la
pregunta surge rápidamente: ¿Qué pensara una persona de mi si lee este blog?
¿Pensara lo que a mí me gustaría? ¿Tengo que borrar algunas cosas? No estaría
de más que pensara alguna vez en las respuestas. Que me situara en ese momento,
que imaginara qué pensaría ahora si me pusiera a repasar muchas de las entradas
de hace años. Puede ser interesante publicar pensando en eso. Pensando qué estoy
dejando en las redes. En cuál va a ser mi legado bloguero.
Muchas
personas tal vez prefieran asegurarse de que quede todo borrado, pero también
puedo pensar en el bien que puedo hacer dejando que aquellos que se atrevan a
leerlo conozcan mejor cómo pienso, qué me gusta y me gustaba compartir.
En
fin, es agradable escribir.
Buenos
días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario