“Integridad es hacer lo correcto, incluso cuando nadie está mirando.”. C.S. Lewis.
Continuo
con mis salidas casi diarias en bicicleta, para ir acostumbrándome a pedalear durante
varias horas al día. Voy alternando, un día la Peugeot y otro la Diverge.
Estoy
pensando en realizar una excursión de varios días a modo de un ensayo general, pues
aún no he cargado las alforjas en la Diverge con peso. No siendo algo imprescindible
para empezar el viaje sí que estaría bien para saber en la practica como se
comporta la bicicleta.
Aunque
hay cosas que no hace falta probar ni se olvidan una vez que las hemos
realizado o nos las han enseñado, como nadar o andar en bicicleta, es verdad que
su práctica nos dará más seguridad y nos dará la posibilidad de corregir
algunos errores que podamos estar cometiendo.
Recuerdo
infinidad de correcciones que he realizado en cosas que pensaba que estaban
bien y con la practica me he dado cuenta de que se podían mejorar. Empiezo un
viaje con una distribución del material en las alforjas y lo termino de una
forma completamente distinta.
Me
viene ahora a la cabeza una frase de J. H. Newman que va encaminada al mismo
sitio: “En un mundo superior
puede ser de otra manera, pero aquí abajo, vivir es cambiar y ser perfecto es
haber cambiado muchas veces.” Y algo de razón tiene.
Ser un
perfeccionista y buscar siempre ser perfecto, esta bien, siempre que no nos
convirtamos en unos insoportables, que es en lo que nos convertimos cuando no
somos capaces de alcanzar nuestros objetivos y empezamos a sentirnos frustrados
porque pensamos que siempre lo pudimos hacer mejor. Este es el problema. Siempre
estás insatisfecho contigo mismo y con los demás.
Es
bueno esforzarnos por ser mejores, pero este debe ser un camino de alegría. El
perfeccionismo nos alejara de la felicidad si nos obliga a estar centrados en
nosotros mismos, en ser yo el perfecto. Hay que aceptar nuestra debilidad, podemos
ser perfeccionistas, pero no vamos a ser perfectos y no pasa nada si comentemos
errores. Estamos llenos de errores y saberlo nos tiene que animar a mejorar con
alegría no a atormentarnos con metas irreales, imposibles de cumplir.
Ese
no querer cometer ni un solo error, el perseguir el viaje perfecto significa el
querer tener las cosas bajo control todo el tiempo. Es agotador embarcarse en
el inútil trabajo de querer controlarlo todo. Hay que relajarse, es absurdo
querer cometer cero errores. Cuando me encuentro con esos pensamientos intento
ser realista, y me recuerdo que eso no es posible, que no hay que tomarse estas
cosas tan en serio hasta el punto de obsesionarse. ¿Me molesta no encontrar una
cosa en las alforjas? Claro que me molesta, pero ese “desorden” significa vida,
significa viaje.
La cuestión
en estos casos es saber que nos tenemos que arriesgar, que me tengo que atrever,
aunque sepa que no todo va a salir como a mí me gustaría. Hay que librarse de
esas cadenas que no me dejan estar contento de que me tienen atrapado en la amargura.
Se que
me voy a equivocar muchas veces, pero de eso se trata. De saberlo y aprender a
equivocarme. De saber que han sido mis pensamientos los que han decidido sobre
mis acciones, y eso esta bien. De saber que hemos sido hechos libres.
Se de
muchas personas que son realmente brillantes y que por miedo a no poder hacer
las cosas a la perfección sencillamente no las hacen y se dan por vencidos
porque han colocado el nivel demasiado alto. Hay que hacer las cosas lo mejor
que podamos, lo que no significa que las estemos haciendo a la perfección.
¡Ah!
Pero nos han dicho que seamos perfectos. Y es verdad, lo hemos leído y nos lo
han dicho: “Sed perfectos” pero se refieren a ser perfectos en nuestra relación
con los demás, a ser perfecto en el amor y, eso amigos míos no lo vamos a poder
hacer solos, necesitamos ayuda.
Pero
esto puede ser otro tema, pero es al final la misma historia.
Buenos
días.
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