sábado, 26 de febrero de 2022

¿No ha sido posible la paz? ¿Porqué?

 “Integridad es hacer lo correcto, incluso cuando nadie está mirando.”. C.S. Lewis.

Me equivoque el otro día cuando creía que no se iba a producir una guerra, pensaba que Rusia no invadiría Ucrania, me equivoque y lo siento.

Volvemos a tener una guerra en nuestra vieja Europa. Una guerra que no se ha podido evitar, supongo, pues lo contrario sería más grave. Si es que puede haber algo más grave.

La Historia nos recuerda, sí queremos que lo haga, que los motivos de una guerra están motivados por varios factores, y algunos solo los conoceremos con el paso de los años y el trabajo de los historiadores. Porque suele haber distintas versiones que llevan a cada protagonista a legitimar su postura en el transcurso de los acontecimientos, ya sea a escala mundial, en una pelea entre hermanos o en una discusión entre amigos. De ahí que podamos decir que la violencia está claramente vinculada con la idea de la verdad, en cómo la aceptamos o la negamos y en cómo la queremos utilizar. Por eso tienen tanta importancia las campañas mediáticas en prensa y todo tipo de medios de comunicación, y que en la mayoría de los casos ya no podemos controlar.

  Esa guerra que veía, que sentía como un espectro, que se aparecía como una muestra de nuestra frágil condición humana se ha hecho realidad. Está claro, es evidente, todos queremos la paz, al menos los que estamos más o menos en su sano juicio, pero la realidad y el dramatismo de los hechos actuales y los que vendrán en los próximos días, no puede de ninguna manera convertirse en una excusa para quedarnos en un ingenuo buenismo convertido en una pancarta colgada en el balcón y en una visión demasiado simple de la realidad. Ha llegado. Llega y llega, y ya no hay vuelta atrás, pese a que se haga todo lo posible por evitarla.

Alguien miente, alguien no dice la verdad, y se trata de una verdad que sufre por el deslumbramiento de la ideología, por los intereses de las empresas, por la ceguera parcial de los medios, por los delirios de grandeza de los políticos y por la manipulación de las palabras. Cada uno se acerca a su “verdad”, a una verdad que se olvida en la mayoría de los casos del sufrimiento de las personas y de pueblos y que desprecia la justicia, la bondad y la paz.  

Y, en este mundo, donde irremediablemente todo está conectado, de una forma o de otra todos nos vamos a ver afectados por esta triste guerra, sobre todo los europeos, y aunque no nos toque empuñar un arma, todos deberíamos de hacer frente a la guerra por la verdad.

El que miente, sabe que miente. No lo olvidemos.

Buenos días.

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