“Si encuentro en mí mismo deseos que nada en este mundo puede satisfacer, la única lógica explicación es que fui creado para otro mundo.” C. S. Lewis.
Deje
el otro día en el aire esa forma de entender la felicidad que resumía en esa
frase que tantas veces usamos: “No es más feliz el que más tiene, sino el
que menos necesita”. Esa forma de felicidad que consiste en conformarse con
lo que tienes y no sufrir por no poder tener lo que no tienes. Ese disfrutar de
una comida sencilla, de un paisaje, de las cosas que te rodean. Ese disfrutar de
los placeres sencillos de la vida y dejar de preocuparse y de luchar por
alcanzar lo imposible.
¡Ah! Pero
esta felicidad es puro hedonismo. Es buscar el placer como fin. Es pensar que se
sufre si se busca la riqueza, la fama o el poder. Es renunciar a esos deseos y
conformarse solo con lo que tienes a tu alcance. Se trata de dejar de preocuparnos
por el dinero, por el prestigio y vivir tranquilos, alejados de los problemas y
las preocupaciones. Es pensar que quienes ansían riquezas, fama o influencia
sufren de una sed insaciable: nunca tienen bastante y siempre quieren más. Y
además viven siempre preocupados por el miedo a perder lo que tienen acumulado.
Conformémonos con lo poco que tenemos y disfrutemos de la naturaleza.
Tumbémonos a la sobra de un árbol y pongámonos los cascos para disfrutar de la
música que más nos guste y de los olores y de la contemplación de la belleza de
la naturaleza.
El hombre será feliz si vive en armonía con la
naturaleza y lleva una vida sencilla, sin ansias de lujos ni pasiones
desordenadas.
Es fácil
encontramos con personas que deciden un buen día dejarlo todo y marcharse con
su familia a un pueblo perdido para vivir en contacto con la naturaleza,
dedicados a la agricultura o la ganadería. Renegar del progreso y volver a una
vida sencilla, primitiva, lejos del estrés del mundo moderno.
Encuentro
interesante este punto de vista, incluso lo añoro algunas veces, para qué nos
vamos a engañar, sin embargo, yo lo entiendo más como un alto en el camino,
como un paso atrás para coger impulso, para recapacitar y volver con más entusiasmo
a perseguir nuestros deseos vitales.
No
obstante, no son estas formas de buscar la felicidad que he descrito estos días
las opciones que tienen más éxito en el mundo de hoy, hoy predomina otro
concepto, que otro día intentare mostrar.
Buenos
días.
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