viernes, 30 de abril de 2021

Respeto al rival.

     Supongo que a estas alturas ya sabemos todos que tenemos unas elecciones en la Comunidad de Madrid y, como siempre que se acercan estos acontecimientos me gusta recordar un poco, por si se olvida a los que vayan a votar, algunos a aspectos de la democracia. 

Hay un aspecto en la democracia que se olvida muchas veces y que también se suele olvidar en muchos deportes. Y que no es otro que el respeto al rival.

Veamos, un deporte en el que exista contacto físico, ganas de vencer y mucho más si existe contacto físico, deben existir unas reglas para poderse practicar, unas reglas que se deben aplicar a rajatabla, porque de lo contrario la práctica deportiva como el funcionamiento de la democrática serian imposibles. Pero, todos sabemos y comprendemos esto en un deporte, pero lo olvidamos en unas elecciones. También sabemos, los que hemos practicado algún deporte de equipo, que obviamente, las reglas por si solas no bastan, es necesario que los jugadores formen su carácter en el autocontrol ante una instintiva reacción violenta. Cuando se enseña un deporte se trabaja para conseguirlo.

Tal vez la principal enseñanza sea el respeto al equipo contrario. Se tiene que hacer entender que no se juega contra el otro, sino que se juega con él otro. Esto es importante. Y que, con independencia del resultado, hay que estar agradecido al equipo contrario, porque sin el equipo de enfrente no habría partido, no se podría jugar. Sin estos valores la democracia tampoco es posible, no se podría ser demócrata.

Porque digo todo esto, pues porque nuestros políticos no conocen esa regla del respeto al contrario y que es necesaria para jugar el partido. Pero, por desgracia, vemos que rige la norma opuesta, y nuestra política se base en una cultura amoral que está invadiendo toda nuestra sociedad, y que nos conduce, creo yo, a la ruina colectiva, no es otra cosa que la cultura de la aniquilación del prójimo, es decir lo contrario de lo que debería ser. Y esto es lo que veo que está sucediendo en las elecciones en Madrid.

Son unas elecciones autonómicas, y no hay nada que este en riesgo más allá que el poder en la Comunidad de Madrid. Ni fascismo, ni antifascismo, no se juega la libertad. Por eso encuentro mal que el gobierno de España se entrometa diciendo que se trata de una cuestión de hacer un frente contra un fascismo que yo no encuentro por ningún lado. Que esto lo esté haciendo algún partido populista, vale, son creadores de enfrentamiento y son marginales.

Lo grave es que sea el propio gobierno del estado quien incurra como protagonista en esta deriva. Porque, aunque parece evidente de que no se lo cree, al menos debe guardar la apariencia de que gobierna para todos. Claro que, para justificar su injerencia, ha tenido que inventar el gran cuento “chino” de la amenaza de la democracia por el fascismo. Sea cual sea el resultado de las elecciones, el daño que el partido mayoritario en el gobierno y su socio han dejado ya en la política española es muy grave.

¿Es que acaso los demás no tiene responsabilidades? Claro que sí. El planteamiento político del partido más a la “derecha” carece de ética y facilita el desarrollo de respuestas fuera de tono como las que han urdido los políticos que estén en el poder del estado. Pero, y no hay que olvidarlo, las responsabilidades son proporcionales al poder que se detenta, y el mayor poder es el del gobierno de la nación.

Todos lo han hecho mal, como el eslogan del partido que tiene la responsabilidad de gobierno en la Comunidad de Madrid, presentando la elección como una opción entre libertad y comunismo, no porque no hubiera comunismo, que lo hay, sino porque la libertad no estaba más en peligro de lo que lo está siempre, aunque en estos meses ciertamente se degrada con las prácticas de minusvaloración del Congreso de los diputados, control de la fiscalía e intento de sojuzgar el poder judicial.

El colmo es el tema de las cartas por correo con amenazas, resulta de una falta de buena moral atribuirlas a un partido político, cuando se desconoce su autoría, y resulta una barbaridad que, la enviada con la navaja sea presentada en esos términos, cuando el responsable que la envía por correo escribe en el sobre su nombre y dirección, y resulta ser un hombre reconocido como un enfermo mental.

La estrategia y la idea de decir que todo esto ha sido promovido por el ambiente que imprime la derecha es falso. No se puede atribuir una acción de este tipo a nadie, menos cuando se desconocen los autores, y cuando, además, han sido las gentes del partido populista de “izquierda” quienes han acudido a un enfrentamiento físico para evitar la libertad de expresión en una campaña electoral, y hayan agredido incluso a la policía, un ataque justificado por un partido que forma parte del gobierno de la nación.

Es necesario que paremos esto, allí donde se presente, y enseñar que la manipulación de los hechos y de las personas no tienen un lugar en nuestra democracia, escarmentando a sus promotores con la fuerza del voto. O se restablece de esta forma la razón, o nos encontraremos otra vez con un enfrentamiento fratricida.

Los que entendemos la vida de otra manera, debemos reclamar a unos y a otros, con la ponderación necesaria y sin olvidar la realidad, que comprendan, entiendan y acepten que todos nos necesitamos, como en un partido, para la práctica de la democracia. Justamente nosotros hemos de contribuir contundentemente a desinflar el actual disparate, recordando que el “ojo por ojo y diente por diente” es una idea de la justicia opuesta al seguimiento de nuestras creencias.

Buenos días.

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