“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)
Día 27 del viaje a Roma. Diano Marina --- Savona.
Viernes 25 de abril de 2025.
Distancia: 64 km.
Desnivel positivo: 375 m.
Velocidad media: 16’5 km/h.
A veces, al igual que me ha sucedido hoy, te encuentras en que es fiesta, todo está cerrado y por mucho que pienses no puedes imaginar el motivo. En una primera impresión crees en la posibilidad de que sea una fiesta local y que en el pueblo siguiente te vas a encontrar con los comercios abiertos, pero, como en esta ocasión no ha sucedido así.
No he encontrado otra solución que preguntar. Y, es fiesta nacional, el 25 de abril.
Sí, el 25 de abril es un día festivo en Italia, conocido como el Día de la Liberación (Festa della Liberazione). Se celebra para conmemorar el fin de la Segunda Guerra Mundial en Italia, la caída del régimen fascista y la liberación del país del nazismo
Si bien la guerra no terminó ese día, el 25 de abril se considera una fecha simbólica porque coincidió con el inicio de la retirada de los soldados de la Alemania nazi y la República Fascista de Salò de las ciudades de Torino y Milano.
Todo lo anterior lo he buscado en la red para tener una idea clara, pues nosotros no tenemos una celebración del final de la Segunda Guerra Mundial por eso la sorpresa y la ausencia de supermercados abiertos. Sin embargo, si que tenemos algunas fiestas de las que me atrevería a llamar: patrióticas.
Son fiestas y celebraciones que en algunas ocasiones se propicia un ambiente de nacionalismo, de defensa y de agresividad, aunque a veces no sabemos bien contra quien está dirigido. Es verdad que el entusiasmo cada vez va disminuyendo, pero se busca, a veces con exceso, demostrar ese amor a la patria y no es raro escuchar un “¡Viva, España!” o un “¡Viva…!” , seguido de insultos y agresiones.
¿Cómo celebrar una festividad así? Claro que estaría muy bien una sana alegría y una convivencia pacífica, claro que es muy positivo un amor a la patria y la defensa de la comunidad, pero esto con frecuencia queda en eso: gritos, alcohol y excesos.
No hay una muestra concreta de que amamos a la nación, de que cuidamos la tierra, de que estamos preocupados por la comunidad, al contrario, se nota un individualismo feroz y una lucha personal por salir adelante sin mirar a los que no tienen ese sentimiento. Es un amor a la patria sentimental y de grito, no de compromiso y de verdad.
Nos preocupamos por lo que piensan nuestras autoridades cuando son las elecciones, pero no miramos estas cuestiones y después nos olvidamos y dejamos que actúen sin ningún cuestionamiento.
La actitud deberá ser de colaboración y de una sana crítica ante los actos de celebración. Pues nuestras autoridades deben procurar que todos llevemos una vida tranquila y en paz. Sería conveniente que, en esos días, todos hagamos una crítica seria y constructiva sobre el actuar de nuestras autoridades, revisar también nuestro compromiso con la comunidad y no alentar esas actitudes discriminatorias y agresivas contra otros pueblos.
Que las fiestas patrias nos lleven a tener un sano amor y un verdadero compromiso con nuestra nación.
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