martes, 27 de mayo de 2025

Día 46 del viaje a Roma. Lago Bracciano --- Lido Tarquinia. Miércoles 14 de mayo de 2025.

     “Si dice che viaggiare amplia le idee, ma per farlo bisogna avere delle idee.” (G. K. Chesterton) 


Día 46 del viaje a Roma. Lago Bracciano --- Lido Tarquinia.

Miércoles 14 de mayo de 2025.

Distancia: 76 km.

Desnivel positivo: 392 m.

Velocidad media: 17,4 km/h.

Hemos vuelto a la costa a pasar 2 días de playa si el tiempo no lo impide, a lavar toda la ropa, a hacer un último repaso a la bicicleta y a descansar.

A pesar de que el segundo consejo para disfrutar de un viaje era: “No os quejéis del tiempo”. Aprender a poner buena cara al mal tiempo es uno de los retos más difíciles que se nos presentan a los ciclo-viajeros, y es que “sufrir con alegría” es muy complicado.

Si no conseguimos aprenderlo vamos a tener que viajar en función del tiempo y dedicar muchos esfuerzos en evitar todas las dificultades que nos va a ir poniendo por delante.  Esto impide muchas veces que no nos planteemos y aspiremos a ciertos viajes, pues vamos a tener la sensación de que van a ser insatisfactorios.

Muchas veces no podemos evitar quejarnos ya sea por el tiempo que nos está haciendo o el que vemos que nos hará mañana, y entonces nos surge otro problema: ¿a quién quejarse?  

No es fácil desahogarse con el compañero de viaje, si lo hay, menos aún si se trata de una persona muy allegada y en todo caso va a tener una eficacia limitada. Sin embargo, otra característica es que no buscamos una solución inmediata sino lo que necesitamos primero es quejarnos, decir lo que va ha funcionar mal y por que lo hará y por qué nos va a fastidiar.

Quejarnos no va a servir de gran cosa. Pues hacerlo con alguien es como decirle que va a ser él quien va a decidir y el no es el dueño del clima, no es todopoderoso.

Así que, si tenemos necesidad de quejarnos, es mejor hacerlo a Dios pues Él siempre está preparado para recibir nuestras insatisfacciones, pequeñas y grandes, incluso las del clima. Sin embargo, lo tenemos que hacer como se dice en los Salmos y decirle “Tú decides mi suerte”, pues eso no es agobiarlo con reproches, sino lo que en realidad estamos haciendo es una declaración de amor

Dejemos de recurrir a la queja y pasemos al bello arte de las Lamentaciones, esas que engendran alabanza y, esta puede ser otra historia que quizás más adelante le dedicare algunas líneas.

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