“Si dice che viaggiare amplia le idee, ma per farlo bisogna avere delle idee.” (G. K. Chesterton)
Día 46 del viaje a Roma. Lago Bracciano
--- Lido Tarquinia.
Miércoles 14 de mayo de 2025.
Distancia: 76 km.
Desnivel positivo: 392 m.
Velocidad media: 17,4 km/h.
Hemos vuelto a la costa a pasar 2
días de playa si el tiempo no lo impide, a lavar toda la ropa, a hacer un último
repaso a la bicicleta y a descansar.
A pesar de que el segundo consejo
para disfrutar de un viaje era: “No os quejéis del tiempo”. Aprender a poner
buena cara al mal tiempo es uno de los retos más difíciles que se nos presentan
a los ciclo-viajeros, y es que “sufrir con alegría” es muy complicado.
Si no conseguimos aprenderlo vamos
a tener que viajar en función del tiempo y dedicar muchos esfuerzos en evitar
todas las dificultades que nos va a ir poniendo por delante. Esto impide muchas veces que no nos planteemos
y aspiremos a ciertos viajes, pues vamos a tener la sensación de que van a ser
insatisfactorios.
Muchas veces no podemos evitar quejarnos
ya sea por el tiempo que nos está haciendo o el que vemos que nos hará mañana,
y entonces nos surge otro problema: ¿a quién quejarse?
No es fácil desahogarse con el
compañero de viaje, si lo hay, menos aún si se trata de una persona muy
allegada y en todo caso va a tener una eficacia limitada. Sin embargo, otra característica
es que no buscamos una solución inmediata sino lo que necesitamos primero es
quejarnos, decir lo que va ha funcionar mal y por que lo hará y por qué nos va
a fastidiar.
Quejarnos no va a servir de gran
cosa. Pues hacerlo con alguien es como decirle que va a ser él quien va a
decidir y el no es el dueño del clima, no es todopoderoso.
Así que, si tenemos necesidad de
quejarnos, es mejor hacerlo a Dios pues Él siempre está preparado para recibir
nuestras insatisfacciones, pequeñas y grandes, incluso las del clima. Sin embargo,
lo tenemos que hacer como se dice en los Salmos y decirle “Tú decides mi suerte”,
pues eso no es agobiarlo con reproches, sino lo que en realidad estamos
haciendo es una declaración de amor
Dejemos de recurrir a la queja y
pasemos al bello arte de las Lamentaciones, esas que engendran alabanza y, esta
puede ser otra historia que quizás más adelante le dedicare algunas líneas.
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