sábado, 20 de enero de 2024

¡¡¡Buenos días!!! ¡Buen sábado!

     

    “No digas que los locos son solo la minoría y los sanos la mayoría. Los sanos son sanos porque sostienen los puntos de vista más humanos y no porque sean muchos o pocos.” (G. K. Chesterton) 

¡¡¡Buenos días!!!

Viendo esta mañana en internet la forma de actuar de algunas personas se puede llegar a la conclusión de que se creen con la facultad de no rendir cuentas a nadie, piensan que no necesitan apoyarse en sus raíces ni en cualquier clase de cimientos, dicen que se bastan ellos mismos.

Su objetivo no es otro que el de desear decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto, les gustaría decidir quién es digno de vivir o tiene que ser sacrificado para cumplir otras exigencias; les encantaría dar en cada instante un paso al azar, sin tener un rumbo que seguir solo dejándose llevar por las reacciones de cada momento.

Lo curioso del caso es que todos en algún momento podemos tener esas tentaciones, esos deseos siempre van a estar ahí, están y han estado con el hombre desde el principio de los tiempos. Es un instinto que parece que está malditamente escrito en nuestro ADN. En la historia de la humanidad lo hemos visto en innumerables ocasiones, se ha intentado con más sutiliza o más descaro, sin embargo, estamos en unos momentos donde se dan tan masivamente, tan refinadamente, tan cínicamente, con tantos intereses creados y con tantas subvenciones que nos tenemos que empezar a preocupar.

Al fin y al cabo, de lo que estamos hablando es de adueñarse de la vida, de la propia y de la ajena, de controlar la vida en todas sus fases y en todas sus formas. Un control que se atreve a decidir qué y a quien hay que eliminar y cuándo, en qué hay que engañar y cómo, a quién hay que aislar y por qué.

Se nos muestra la muerte no como un desenlace natural de los que estamos vivos y vamos a entrar en la eternidad, sino una muerte que es producto de un cálculo político, del interés económico, y de una pretensión cultural.  

 No es la piedad hacia otros seres que están enfermos o aún no han nacido lo que se quiere legislar o se está legislando. Por más que se envuelva con palabras confusas, rimbombantes, o de calculada ambigüedad, jugar así con la vida es un atentado contra la misma vida, y contra los seres más vulnerables. La historia misma ha condenado en el pasado y condenará en el futuro esa forma de disponer y eliminar la vida humana, sencillamente porque no tiene por ningún lado una pizca de humanidad.

 

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