jueves, 6 de noviembre de 2025

Día 115, del viaje a la maratón de Valencia. ¿Por qué esa incapacidad para razonar, para pensar?

 Día 115, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!!



Hablar de amor y de enamoramiento siempre está bien y nos reconforta, lo hacemos muchas veces, y aun así nos sigue sorprendiendo en la mayoría de las ocasiones. Recordamos cuando nos enamoramos y sentimos esa sensación tan intensa que nos permite estar un tiempo en que todo lo que sucede a nuestro alrededor carece de importancia. Todos nuestros sentidos se encuentran centrados es esa sensación.

Y entonces solo queremos oír aquello que mantiene viva esa sensación, lo mismo que nos sucede en nuestra vida cuando solo queremos escuchar aquello que nos gusta.

No queremos saber lo que sucede a nuestro alrededor ni la verdad de las cosas, queremos argumentos que nos mantengan en ese estado de enamoramiento, argumentos que defiendan nuestra postura, nuestra forma de ver las cosas, nuestras sensaciones. Sin embargo, la verdad nos exige continuamente ser coherentes en nuestra vida.  

En un estado de enamoramiento se da más importancia a lo que se siente que al sentido común, incluso que a la verdad. Y es entonces cuando no estamos dispuestos a escucharnos, ni a escuchar otra cosa, ni a nadie ni nada más. Y las personas solemos tener una particularidad y es que cuando no estamos bien dispuestos a aprender, no hay ninguna clase de explicación que nos enseñe ni nos convenza.

He visto y veo parejas que a los tres meses de conocerse y con la única razón de que: “Nunca he sentido con nadie lo que estoy sintiendo ahora”. Se casan. Y ya está. Espero que se quieran mucho y por mucho tiempo y cada vez más. Es fácil que así sea. Al menos, yo lo espero. Y, sin embargo, ¿por qué se le da veracidad a un sentimiento y no se espera, al menos un tiempo, para ver cómo evoluciona el mismo y que me va diciendo la cabeza? ¿Por qué esa incapacidad para pensar, para razonar, para vivir la prudencia?

En estos tiempos nos encontramos con muchas relaciones que son un estallido de emociones combinada con sexualidad que, cuando menguan, y todas lo hacen, se encuentran con poco amor y mucha frustración.

Y, todos ya sabemos que el amor es algo más, no es una tormenta de emociones y si se vive solo emocionalmente terminará fracasando. Cualquier cosa que creemos emocionalmente se nos destruirá emocionalmente.  

Para tener éxito en una relación, hay que estar preparado y dispuesto a aceptar la verdad, lo que en realidad es esa relación. Sabiendo, además, que esa verdad no hay que aceptarla solo para conocerla, sino para vivirla.

Las decisiones que impliquen grandes compromisos deben no solo pasar por el corazón, tienen que ser pensadas con la cabeza.

miércoles, 5 de noviembre de 2025

Día 114, del viaje a la maratón de Valencia. Perder ganando y ganar perdiendo.

 Día 114, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!!



Estaba pensando ayer por la tarde que antes de la jubilación me gustaba apurar las cosas hasta el último momento. Necesitaba un poco de presión para sacar adelante lo que quería o que tenía que hacer. Me gustaba esa sensación de saber que podía ir con tranquilidad, pararme, entretenerme por el camino con otras cosas, estar con gente, participar en mil historias, porque después al final acababa sacándolo todo adelante.

Hoy vivo de un modo muy diferente. Suelo preparar las cosas con mucha antelación, calculando el tiempo que me va a llevar y aprovechando mucho los tiempos muertos para tener compradas o preparadas cosas para las que todavía queda.

Hay quien me dice que me he hecho viejo ¡puede que tengan razón!  ¡Seguro que la tiene! Pero lo que noto es que sigue siendo la misma forma de actuar. Me gusta tener las cosas preparadas para poder continuar perdiendo el tiempo en todo eso que parece que no cuenta, pero que en realidad es lo más importante de la vida. Para poder pararme a charlar con las personas que me cruzo, para poder tomarme un café a media tarde con algún amigo, para pasear sin prisa por dentro de la casa, para tener tiempo para hablar con quién lo necesite, para poder celebrar los acontecimientos importantes de la vida de las personas, y tantas cosas. 

Es verdad que muchas veces resulta un poco contradictorio estar acelerado en según qué momentos, teniendo esa sensación de tener mil cosas que hacer y de estar perdiendo el tiempo en pasear o tomando café. O cuando pienso que podría haber aprovechado de otra manera esas horas del día que se me fueron sin darme cuenta.  

Lo cierto es que al mirar atrás y ver cómo se desarrolla mi día a día siento que merece la pena. Que quizá todo ese tiempo que a veces creo que he desperdiciado en realidad esté mejor empleado que otro mucho mejor “aprovechado”. Y que quizá se esté haciendo realidad aquella sentencia espiritual de perder ganando y ganar perdiendo.

martes, 4 de noviembre de 2025

Día 113, del viaje a la maratón de Valencia. La dictadura del mérito y la cultura de la anulación.

     Día 113, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!!



Los populistas, quiero decir, los movimientos populistas están surgiendo otra vez en Europa, parece que después de unos años donde los de tendencias de izquierdas surgieron con fuerza, recordemos a Podemos, Movimiento 5 estrellas o Zyriza, hoy vemos como los de derecha empiezan a coger fuerza, Vox, Trump, Orban…

Ante esto, me parece que estamos cometiendo un error al juzgarlos y sobre todo al criminalizar a sus seguidores, lo que esta haciendo que aumenten sus partidarios. Pienso que es necesario hacer una crítica, pero tan necesario o más es, comprender por qué aparecen. Y para eso es interesante que nos preguntemos: ¿Es comprensible su malestar? ¿Están las opciones moderadas agotadas?

Parece claro que si quiero terminar enseguida con las respuestas me bastaría con señalar y creo que con razón que la crisis económica, la corrupción o la globalización son causas bastante razonables. Pero al ver como gente normal, las personas con las que me relaciono empiezan a ver con buenos ojos esos movimientos empiezo a pensar que ahí hay un malestar de fondo.

Es verdad, que el centro derecha y el centro izquierda no han sabido o no han puesto la voluntad suficiente para si no arreglar, al menos aliviar, algunos de los problemas que nos afectan todos los días: la vivienda, la integración de la inmigración, la conciliación vida familiar/laboral… Además, sus casos de corrupción nos alejan de esos partidos. En el caso español nadie, que mire con un mínimo de honestidad la realidad, podrá decir que la corrupción es una exclusividad de la derecha o de la izquierda pues hemos visto casos escandalosos a derecha e izquierda.

Todo lo anterior nos puede, en parte, hacer comprender la proliferación de los populistas, sin embargo, veo además dos elementos que pueden explicar también ese malestar en las personas corrientes.

Me estoy refiriendo a la dictadura del mérito y la cultura de la anulación. Ambos elementos si los vemos con tranquilidad tienen una parte de aspecto positivo, sin embargo, al igual que cuando una verdad se hace única, se acaba degenerando, y esto es lo que nos está pasando.  

El dar tanta importancia al merito llega a producir lo que se viene llamando la dictadura del mérito, esto nos sucede cuando los que consiguen tener éxito en nuestra sociedad terminan creyéndose que se merecen el éxito que han conseguido. Pero esto tiene otra cara, y es la de la persona normal que no lo consigue, que es pobre también lo es porque lo merece. Y es que una cosa es la teoría del esfuerzo, donde cada persona debe aprovechar los dones que tiene y otra es la cultura del mérito, un concepto mucho más complicado y voluble ya que entran en juego muchas circunstancias que no dependen de nosotros. Lo que ahora hemos conseguido cada uno de nosotros ¿es sólo mérito nuestro? No es lo mismo nacer en Valencia que hacerlo en Gaza. Incluso, tampoco es lo mismo hacerlo en la capital que en un pequeño pueblo de la España vaciada.

 La dictadura del mérito quiere decir que si fracasamos toda la responsabilidad es nuestra. Es pensar que el esfuerzo sin éxito no sirve para nada.

El otro elemento que me parece que mueve a las personas hacia el populismo es la asfixiante mentalidad de lo políticamente correcto que se puede ver en la cultura de la anulación.

En este caso lo que sucede es intentar anular al que no piense como yo. Veamos, en nuestra sociedad nos encontramos con hechos que son positivos como la diversidad, la inmigración, tener una mentalidad abierta, pero eso no quiere decir que todo el mundo lo vea así. El centro izquierda comete el error al pensar que lo que es bueno para la sociedad no necesita ser explicado ni razonado, cuando vemos que ciertos cambios generan mucho nerviosismo en una parte de la sociedad.

Estamos viendo en los últimos años que quienes se creen y actúan como vigilantes de una supuesta corrección política se sienten con una presunta dignidad publica tal, que no necesitan explicar ni sus actos ni ratificarlos y se sienten con la autoridad de calificar de machistas, sexistas, racistas, imperialistas a los que no comulgan del todo con sus ideas.

Y aquí, de lo que hay que darse cuenta es que una cosa es tratar con respeto y dignidad a cualquiera y otra cosa es el no poder pensar libremente sobre cualquier tema sin más límite que respetar lo que establece el ordenamiento jurídico, aunque no estemos de acuerdo con ello y lo que la conciencia de nuestra educación nos dé a entender.

Las personas nos damos cuenta de que muchos de los que hablan de feminismo, de derechos humanos o de medio ambiente… en el fondo están repitiendo un simple eslogan político en el que no creen pero que es un discurso que resulta rentable. Por eso, lo subversivo hoy entre los jóvenes es ser de derecha porque es la contestación frente a esta cultura dominante.

La tiranía del mérito predominantemente en la derecha y la cultura de la anulación predominantemente en la izquierda han hecho una “pinza” a la persona normal, que ve cómo en su vida no encuentra la manera de realizarse y ambas teorías le hastían porque sus problemas cotidianos están en otra onda.

En realidad, si lo pensamos, nos daremos cuenta de que es muy sencillo tener un discurso populista, es tan fácil como elegir un problema real y buscar a alguien a quien culpar de ese problema y que conmigo en el poder las cosas serían muy distintas.

Si repasamos la historia nos daremos cuenta de que esta clase de movimientos no son originales. Basta repasar un poco la Republica Romana para darse cuenta de que todo esto ya ha ocurrido antes. Lo nuevo ahora es lo rápido que se propaga.

En fin, pienso que todos tenemos la suficiente inteligencia y experiencia para juzgar si la tiranía del mérito, o la cultura de la anulación o los cantos de sirena de los populistas nos dan una solución adecuada a la realidad o no. A nuestro vecino que está entusiasmado por las opciones populistas, en lugar de anularlo y despreciarlo, habrá que aconsejarle que se ponga a juzgar si son adecuadas o no. A juzgar juntos. Por supuesto, habrá que combatir a los populismos cuando se considere que conllevan un juicio errático como a cualquier opción política ¡faltaría más!

Pero asustar a las personas de que viene la extrema derecha y la demonización de su votante es añadir leña al fuego. Lo único que habrá que pedir a las llamadas extrema derecha o extrema izquierda es que no se traspasen los límites del ordenamiento jurídico.

lunes, 3 de noviembre de 2025

Día 112, del viaje a la maratón de Valencia. Desacreditar de antemano.

     Día 112, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!!



En muchas de las discusiones políticas y sobre todo en las pancartas de las manifestaciones, vemos cómo se renuncia a dar argumentos sobre lo que queremos defender o atacar y se pasa a atacar directamente al interlocutor en lugar de responder con un contraargumento en el caso de querer confrontar una idea.

Vemos muchas veces que no se discuten las ideas de un partido político, sino que se ataca a ese partido. Es decir, que en lugar de responder al argumento que se plantea, se menciona alguna característica del partido, para cuestionarle o criticarle como partido político, esquivando la discusión y llevando el debate incluso hacia el ataque personal. Lo que se pretende es destruir la reputación de aquella persona con la que se debate, para que no se escuchen sus argumentos o porque no se tienen argumentos para responderle.

Lo anterior lo vemos muchas veces, en cambio es más difícil darse cuenta de otra estratagema que si bien es parecida es menos conocida pero cada vez se usa más. Lo que se ve ahora muchas veces es desacreditar de antemano, antes del debate, para que lo que diga llegue ya contaminado por la desacreditación.

De lo que se trata pues, es atribuir a alguien intenciones perversas antes de que hable, de modo que sus palabras resulten sospechosas. Como si de una inocente aclaración de información sobre quien va a hablar, se busca predisponer al auditorio en su contra o para que lo escuche desde un determinado prejuicio.

En lugar de refutar argumentos, se busca destruir la credibilidad de la persona antes de escucharla.  Así, la discusión nunca pasa por las ideas, sino por etiquetas y prejuicios. Un ejemplo podría ser como días antes de un debate se hace hincapié en la afiliación política, o recordar que el medio de información que provoca el supuesto debate es de una ideología en concreto o que detrás del debate se esconden intereses financieros que le van a beneficiar. Quien lo hace se defiende diciendo que es importante saber el origen de lo que vamos a escuchar o leer, pero en realidad está interesado en que no se escuche a quien va a hablar, o al menos, reducirle su capacidad de influencia ante la gente. Suele también verse al comenzar entrevistas en medios muy preocupados porque el entrevistado quede bien enmarcado y etiquetado, y para ello se aclara dentro de su currículum algo que, siendo innecesario, sirve para envenenar el debate.

Vemos como la atención se desvía de la argumentación a la sospecha sobre la fuente, a las posibles intenciones ocultas de quien habla por sus ideas. Lo que imaginamos que el otro piensa termina marginando o desautorizando lo que dice.  El contenido queda subordinado a quién es el que lo emite.

No importa lo fundamentados, precisos, lógicos y cuán sólidos sean los argumentos que alguien presente, porque su origen, su identidad, su postura ante determinados temas “sensibles”, su fe religiosa o su ateísmo, su ideología política o su activismo social, es lo que se mira para juzgar todo lo que tenga para decir.

Desgraciadamente es así en muchas de las discusiones políticas.

domingo, 2 de noviembre de 2025

Día 111, del viaje a la maratón de Valencia. John Henry Newman, doctor de la Iglesia.

 Día 111, del viaje a la maratón de Valencia.



Cada día suceden muchas cosas que se nos escapan, y ayer, 1 de noviembre resultaría fácil que se nos hubiese escapado que la Iglesia da el título de doctor de la Iglesia a John Henry Newman.

Los que por alguna razón hayan entrado en este blog alguna vez no creo que necesiten que ahora les relate una biografía suya ni que les describa cuál era su pensamiento ya que en el título del blog ya queda bastante claro.

Sin embargo, ante la importancia de este nombramiento, ya que tenemos que tener en cuenta que en la Iglesia solo tenemos 37 doctores, lo que demuestra la importancia de este nombramiento, no está de más hacer un poco de memoria.

Si ahora y muy por encima hago un repaso de lo que creo que ha motivado este nombramiento veo que dentro de la Iglesia su pensamiento ayudo y está ayudando a entenderse a sí misma, le está diciendo cómo su mensaje necesita desarrollarse y madurar, poniendo mucho interés en la importancia que deben de tener los laicos. Su mensaje hacia afuera de la Iglesia está intentando que se comprenda lo que la Iglesia puede dar: como su enseñanza sobre la búsqueda de la verdad, la fe en relación con la razón, la primacía de la conciencia y los principios de la educación que enriquecen la reflexión civil sobre estas cuestiones.

Una de las virtudes que a mí más me impacto cuando leí algunos de sus sermones fue su capacidad para dar una respuesta de fe a los desafíos que el mundo moderno nos plantea.

No hay que olvidar que Newman es un converso, fue primero un miembro destacado de la iglesia anglicana y que tuvo que superar muchas de sus convicciones como anglicano, las tuvo que estudiar y ponerlas en cuestión para poder elegir y hacerse católico. Decía que un hombre que ama se equivocará menos al investigar a la persona amada. En uno de sus escritos nos dice: “Cierto tipo de pensamiento filosófico implica una concepción de lo viejo conectada con lo nuevo, una intuición en las relaciones y en la influencia de una parte sobre otra, sin la cual no existe la totalidad ni podría haber un centro”.  

Otra de las cosas que explicaba es su afirmación de que el conocimiento es un acto vivo, dinámico. Decía que una persona adulta que repite las cosas tal como las aprendió de niño, es decir, una persona que no sigue aprendiendo permanentemente de lo que le sucede no está en contacto con la realidad.

Otra de las características de su pensamiento es la de que cree firmemente en la existencia del dogma, de una verdad inmutable, pero que cada uno debe intentar comprenderla como pueda. Newman es de la opinión de que el cristiano no debe intentar tanto entender por sí solo las Escrituras sino más bien buscar alguien que se la pueda explicar, un maestro. La principal tarea de la conciencia personal es por tanto la de reconocer una autoridad a la que seguir.

Newman da un paso adelante y se pregunta por las cualidades que debería tener esa autoridad que le explique el sentido de las Escrituras, y responde: un maestro que quiera explicar la Revelación debe tener la pretensión de ser infalible, pues de lo contrario no valdría la pena escucharlo. Porque los que buscan la verdad de Dios no buscan opiniones personales sino la voz de la Iglesia, es decir, la voz de Cristo. Cuando llega a esta intuición, Newman pide ser acogido en la Iglesia católica, no por razones de oportunidad sino de conciencia.

Entre las muchas controversias en las que se vio envuelto, tal vez la que más me impresiona fue cuando años después de su conversión, cuando prácticamente estaba retirado de la vida pública, el Concilio Vaticano I promulga el dogma de la infalibilidad papal y Newman tiene que hacer acto presencia ante un nuevo problema. Ciertos católicos defensores a ultranza del poder papal interpretaron este dogma considerando que el Papa era infalible en todas sus afirmaciones y Newman vuelve a insistir publicando su famosa carta al Duque de Norfolk en donde da la máxima importancia a la infalibilidad, pero sin olvidar la otra cara de la moneda, esto es, la conciencia moral de cada uno. Sin negar en absoluto la potestad de la Iglesia para enseñar con autoridad sobre materias de fe y moral, el cardenal afirma: «Si me viera obligado a implicar a la religión en un brindis al final de una comida –cosa que no es en absoluto oportuna– brindaré por el Papa, si os complace, pero antes por la conciencia y después por el Papa».

Y es que, en Newman, la autoridad y la conciencia moral no se molestan una a la otra, sino que se reclaman mutuamente. Y es que una persona que busca sinceramente el bien y es consciente de sus propios límites no puede dejar de desear encontrar una autoridad que le pueda guiar en su búsqueda. En cambio, una autoridad como la de la Iglesia, que no dispone de medios de imposición física, no puede dejar de apelar a la conciencia de la persona, esperando que pueda reconocer la verdad. La Iglesia y la conciencia moral son para Newman como dos representantes de Cristo, cuya tarea consiste en ayudar a la persona a buscar la voluntad de Dios.

Otra de sus preocupaciones y que no se canso nunca de explicar en sus sermones es la problemática que existe entre los muy “moralistas” que reclaman a todos la observancia de la ley moral y los que son un poco más “laxos”, que justifican sus culpas por el hecho de que todos los hombres son pecadores y Dios es misericordioso. Y Newman se vuelve a preguntar por la diferencia entre la persona virtuosa y el santo cristiano. A lo que responde diciendo que el virtuoso antiguo, como por ejemplo el filósofo griego Aristóteles, realiza un camino encomiable de ascesis que le lleva a ser cada vez más bueno y perfecto. Pero el resultado de este camino es que, con el tiempo, empieza a despreciar cada vez más a las personas cuando no eligen el mismo camino y quedan atrapados en el pecado.

El santo cristiano, en cambio, a medida que avanza por el camino de la fe, la esperanza y la caridad, más se reconoce pecador. No puede despreciar a los pecadores porque se siente uno de ellos. Más aún, admitirá ser el mayor pecador de todos, reconociéndose incluso responsable de las culpas de sus hermanos. Para el filósofo antiguo, la medida de la moralidad es él mismo. Para el santo cristiano, la medida de la moralidad es Cristo. Newman entiende que comparando la propia vida con la de Cristo, ni siquiera la persona más santa puede dejar de admitir que aún sigue muy lejos de la perfección.

En fin, ante la fuerza de sus argumentos y para que fuesen admitidos, siempre he pensado que uno de los motivos por los que se tuvo que realizar el concilio Vaticano II fue para darle cabida.

Bueno, no creo que se deba coger al pie de la letra todo lo he escrito sobre Newman porque estoy seguro de que habré cometido algunos errores, pero creo estaría bien que cada uno investigase un poco sobre su vida y tuviera su propia opinión.

viernes, 31 de octubre de 2025

Día 109, del viaje a la maratón de Valencia. Humanizar el uso de la IA.

 Día 109, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!!



Está tan de moda la Inteligencia Artificial que no queda más remedio que seguir hablando de ella e ir explorando cuáles son sus ventajas y sus riesgos.

No hay duda de que nos encontramos ante un horizonte lleno de expectativas, pero también ante una toma de posición fundamental. Podemos elegir una tecnología que, buscando una perfección y un rendimiento imposible, terminé por olvidar a los débiles y más desfavorecidos en busca de un rendimiento económico. O podemos elegir desarrollar y utilizar una inteligencia artificial que sea realmente “inteligente” porque está inspirada por la ética, que esté verdaderamente “al servicio” porque está encaminada al bien integral de cada persona.

Si no centramos hoy en la parcela sanitaria no hay duda de que sus posibilidades son enormes: es capaz de analizar radiológicas con una exactitud muy superior al ojo humano, es capaz de acelerar el descubrimiento de nuevas vacunas analizando en pocas horas una cantidad de datos que se necesitarían meses de trabajo de un grupo de investigadores, crear y utilizar herramientas que optimizan toda la gestión de los recursos hospitalarios, garantizando un acceso más equitativo a la atención médica incluso en las regiones más remotas y pobres del planeta. Esta es la inteligencia artificial que queremos: un instrumento poderoso al servicio de la vida, un aliado del ser humano en la lucha contra la enfermedad y el sufrimiento.

Sin embargo, junto a lo bueno, no hay que ocultar lo negativo, que necesita una reflexión tranquila y rigurosa. Siguiendo con el ejemplo sanitario, la primera cosa negativa que hay que intentar arreglar es la posible deshumanización que puede aparecer en el acto médico, en la relación existencial entre médico y paciente que puede quedar reducida a una serie de cálculos o procesos técnicos. Tenemos que darnos cuenta de que la relación médica no es un simple intercambio de información entre un proveedor de servicios y un usuario, entre un médico y un paciente. Ya que se trata de una unión terapéutica, un pacto de confianza entre dos personas: el médico, con su ciencia y su conciencia, y el paciente, con su fragilidad y su esperanza.

Tenemos que pensar que un algoritmo puede darnos un diagnóstico acertado, pero no puede ofrecer una palabra de alivio. Puede decirnos cual es la dosis exacta de un medicamento o hacer un análisis, pero no puede estrechar una mano. Puede mejorar una gestión administrativa, pero no puede participar con empatía en el misterio del dolor. El riesgo al que nos podemos enfrentar es que el médico, agobiado por presiones burocráticas y económicas, delegue en una inteligencia artificial no solo el cálculo, sino también la reflexión, transformándose de médico un simple supervisor de un proceso automático.

Otro punto delicado es que nos podemos encontrar es la distinción algorítmica, los algoritmos analizan y hacen cálculos con los datos que les son entregados. Si esos datos reflejan unos prejuicios y unas desigualdades existentes en nuestra sociedad, la inteligencia artificial no hará más que reproducirlos y amplificarlos, creando una nueva y perversa sociedad. Una inteligencia artificial preparada principalmente con datos de una etnia o franja de ingresos específicos podría resultar menos eficaz, o incluso dañino, si se aplica a poblaciones diferentes. El principio de inclusión nos obliga a garantizar que los beneficios de la inteligencia artificial sean verdaderamente para todos, empezando por los más débiles.

Por eso veo interesante no solo aumentar la cantidad de inteligencia artificial en nuestra sociedad, sino sobre todo invertir en formar éticamente a los encargados de diseñarla y utilizarla. Lo que realmente permitirá a la inteligencia artificial darnos grandes beneficios no es su tecnología sino su humanidad. Los que tengan que hacer uso de la inteligencia artificial deben comprender sus límites y mantener siempre la decisión humana por encima. La decisión final, por ejemplo, cuando están en juego la vida y la muerte, debe permanecer siempre en manos de un ser humano, capaz de unir los datos obtenidos por la tecnología con los valores de la prudencia, la compasión y la sabiduría.

Y es que no tenemos que olvidar que toda vida tiene un valor infinito, desde la concepción hasta la muerte natural, un valor que no depende de su utilidad, de su productividad o de su perfección física. La dignidad humana está por encima de cualquier cálculo que nos pueda mostrar la inteligencia artificial.

jueves, 30 de octubre de 2025

Día 108, del viaje a la maratón de Valencia. Esquemas mentales.

 Día 108, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!!



En nuestra forma de actuar, de pensar, hablar y de escribir, casi sin darnos cuenta somos guiados por una especie de guías que nos hacemos, unos croquis que articulan nuestra vida mental. Estas guías que nos hemos formado son una manera de simplificar nuestras decisiones, sobre todo si se presentan como dos proposiciones contrarias por una de las cuales hay que optar, de tal manera que, sin reflexionar negamos una y aceptamos la otra. Si tenemos muchas de esas tomas de postura automáticas y las utilizamos mucho, habremos perdido en nuestra vida la actividad creativa.

Si, por ejemplo, en mi croquis ante una “norma” tengo que anteponer automáticamente la “libertad”, si pienso que siempre tengo que elegir mi libertad ante cualquier norma que deba cumplir voy a estar limitado para desarrollarme. Si tengo otro esquema que antepone todo lo que viene de fuera de mí a lo que tengo dentro y sale de mí, me estoy anulando, si lo que está fuera de mí es distinto, distante, externo y extraño a mí, no puedo relacionarme con todo lo que me rodea.

Si hemos llegado a la conclusión: De que en la vida hay que elegir: o somos libres o aceptamos normas; o actuamos conforme a lo que nos sale de dentro o conforme a lo que nos viene impuesto de fuera. Lo que sucede es que pensamos que para ser auténticos y actuar con libertad interior hay que olvidarse de cuanto nos dicen de fuera acerca de normas morales, religiosas y de cualquier tipo.

Al estar actuando así lo que estamos haciendo es crear una contradicción entre nuestra libertad y cualquier norma. En consecuencia, para ser auténtico y actuar con libertad interior estoy obligado a dejar de lado todo lo que dicen de fuera acerca de normas morales, dogmas religiosos, prácticas piadosas... Con ello me alejo de la moral y la religión de mis mayores y, lo que es todavía más grave, hace imposible toda actividad verdaderamente creativa.

He aquí el poder temible de los esquemas mentales. Si alguien te sugiere que para ser “libre” en tu forma de actuar y obrar debes no aceptar norma alguna de conducta que te venga propuesta de “fuera”, hay que decirle que es verdad, pero sólo en un caso: cuando actuamos de modo pasivo, no creativo. Por ejemplo: Tus padres te dicen que hagas algo, y tú obedeces forzado. Entonces no actúas autónomamente. Pero suponte que percibes el valor de lo que te sugieren y lo asumes como propio. Esa actuación tuya es a la vez autónoma y está sometida a un poder ajeno, por ser creativa.

La enseñanza que has obtenido al obedecer a tus padres viene sugerida desde fuera pero no ha sido impuesta. Al reaccionar positivamente ante esa sugerencia la has asumido y ya forma parte de ti. Al hacerlo, esta enseñanza dejó de esta fuera de ti para convertirse en el impulso interno de tu obrar. En esto consiste el proceso formativo.

Ahora vemos con claridad la importancia decisiva de los esquemas mentales. No resulta un problema tenerlos, con la condición de que veamos los términos dentro de un marco dinámico de los esquemas, que los reflexionemos y es en este contexto en el que juegan su papel expresivo.

miércoles, 29 de octubre de 2025

Día 107, del viaje a la maratón de Valencia. Tanto bienestar, ¿Y para qué?

     Día 107, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Hablar del suicidio de una persona nunca es agradable y sin embargo resulta necesario hacerlo pues estamos ante una de las principales causas de muerte en España.

Y no queda más remedio que hacerse preguntas pues las cosas no cuadran, hay estadísticas que nos muestran lo bien que funciona nuestra sociedad y a su lado nos encontramos con la gran cantidad de muertes por suicidio, algo está funcionando mal en esta sociedad.

Podemos leer y ver todo el progreso del que disfrutamos, lo interesante que nos resulta toda la inteligencia artificial para hacernos la vida más fácil, lo avanzados que estamos en sanidad, la seguridad que nos rodea y que nos permite vivir más tranquilos…etc. ¿Y para qué? Si a muchas personas y sobre todo jóvenes la vida se les hace inaguantable e insoportable.

¿Para qué sirven todos los adelantos de nuestra sociedad si una joven quiso poner fin al sufrimiento que padecía poniendo fin a su vida? El interior de una persona es siempre un misterio sin fondo y lo que pasó por la cabeza de Sandra ya nunca lo sabremos, pero lo que sí que sabemos es que de alguna manera a había perdido la esperanza.

Ahora pensamos que nos hubiera gustado decirle que la vida merece ser vivida porque tiene sentido, que puede ser muy dura pero que vale la pena, nos hubiera gustado que todos los protocolos contra el acoso hubieran funcionado bien y tenemos que procurar que siempre sean mejores y funcionen mejor. Hay que buscar responsabilidades si las cosas se hicieron mal.

Pero no nos hagamos trampas, no existe ningún reglamento ni ningún sistema de vigilancia, ni protocolo que conserve el gusto por la vida cuando las cosas nos terminan yendo mal. Y aquí es donde nos tenemos que preguntar: ¿De dónde obtuvimos el gusto por la vida? Y más importante aún: ¿cómo se lo transmitimos a los jóvenes?

martes, 28 de octubre de 2025

Día 106, del viaje a la maratón de Valencia. Palabras persuasivas.

     Día 106, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Si prestamos un poco de atención cuando hablamos o escribimos nos daremos cuenta de que utilizamos algunas palabras o términos que consideramos milagrosos, son palabras que son capaces por ellas mismas de prestigiar a las que la apoyan o desprestigiar a las que se le oponen o parecen oponerse.

Son palabras que tienen un prestigio tal que nadie se atreve a cuestionarlos. Uno de los que más utilizamos es la palabra libertad. La mayoría de nosotros damos por supuesto que toda forma de censura se opone a todo tipo de libertad. Por lo tanto, la palabra censura se encuentra ahora desprestigiada. Sin embargo, palabras como autonomía, independencia, democracia… que van unidas con el termino libertad se convierten en una especie de palabras milagrosas por adherencia a la palabra libertad.

Cuando alguien nos quiere manipular va a sacar todo el partido que pueda a esa clase de palabras, hay que recordad que el manipulador nunca demuestra nada, da por supuesto lo que le conviene. Los que nos quieren manipular saben que al incluir en sus discurso o discusiones ese tipo de palabras van a intimidar a las personas impidiéndoles ejercer su poder crítico y aceptarán ingenuamente lo que se les proponga.

Voy a poner un ejemplo, si yo inicio una campaña de apoyo al aborto y utilizo un razonamiento parecido a este: "La mujer tiene un cuerpo y hay que darle libertad para disponer de ese cuerpo y de cuanto en él acontezca". En el momento en que coloco la palabra libertad estoy dando una fuerza a mi argumento que impide analizar lo endeble que es, ya que la inmensa mayoría de las personas van a decirse: "No te opongas a esa proposición porque está la libertad en juego y va a tacharte de antidemócrata, de fascista, de ultra". Y así sucede, en realidad.

Si lo que queremos es ser de verdad libres interiormente, se debe de perder ese miedo al lenguaje manipulador y matizar el sentido de las palabras. Yo, en mi argumento no indicó a qué tipo de libertad me refiero, porque si quiero manipular lo primero que debo hacer es no matizar el lenguaje que estoy utilizando.

Basta con pedirme que matice un poco mi argumento para darse cuenta de que os estoy intentando manipular.

Tanto la afirmación de que “tiene un cuerpo” y la de “libertad para disponer” son endebles si las tengo que explicar, y se ve claramente cuando las reflexionamos, pero por eso no os tengo que dar tiempo para pensar, para reflexionar sobre cada punto. No me quiero detener a matizar los conceptos y justificar lo que estoy afirmando; lo doy todo por consabido y lo expongo con términos ambiguos, faltos de precisión. Ello me permite destacar en cada momento el aspecto de los conceptos que me interesa. Cuando subrayo un aspecto, lo estoy haciendo como si se tratara del único, como si todo lo que estoy defendiendo se basara solo en esa vertiente del tema.

Un gobernante proclama, por ejemplo, ante su pueblo que les ha devuelto "las libertades", pero no se detiene a precisar a qué tipo de libertades se refiere: si a las libertades de maniobra o a la libertad para ser creativos y realizar experiencias de encuentro, que llevan al pleno desarrollo de la personalidad. Basta pedirle a un demagogo que matice un concepto para desvirtuar sus artes hipnotizadoras.

lunes, 27 de octubre de 2025

Día 105, del viaje a la maratón de Valencia. ¿Manipulación o enseñanza?

     Día 105, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Comentaba ayer que no solo en el mundo comercial se busca reducir a las personas a meros clientes, sino que sucede lo mismo en el mundo de las “ideas”. Si intento llevarte con astucias a mi forma de pensar para que te unas a ella y la adquieras como propia, me estoy comportando como un manipulador, un demagogo, no me comporto como un maestro ni un guía. Esto es la peligrosa “manipulación ideológica”.

Veamos, en sentido restrictivo, una ideología es hoy un grupo de ideas políticas, religiosas, económicas que algunos grupos mantienen, no tanto por la convicción rigurosa de que tales ideas reflejen fielmente la realidad, sino por motivos sentimentales e intereses de diverso orden.

El paso del tiempo nos ha mostrado que, si una forma de pensar es adoptada y mantenida como algo inalterable por un partido político, se consigue un sentimiento de emotividad muy fuerte, que sin embargo va perdiendo con el paso del tiempo su poder de persuasión. Lo que la obliga a imponerse coactivamente, o a controlar la opinión pública de forma fraudulenta mediante los recursos de manipulación para que la gente la pueda seguir apoyando.

 El que difunde sus ideas y muestra su validez de forma abierta y sincera no es un manipulador; es un “maestro”, un “guía”. Puede equivocarse, pero su equivocación no constituye un “engaño”; es sencillamente un “error”.

Es interesante saber distinguir claramente lo que es una manipulación y lo que es una enseñanza. Ya que nos podemos encontrar con personas que esquivan orientar a sus hijos o amigos hacia ciertos valores por miedo a que se les pueda considerar manipuladores. No deberían de preocuparse por ello. Acercar a un niño o a un joven al circulo de influencia de los valores y mostrar sus consecuencias no es una acción seductora que oscurezca la mente y arrebate la voluntad. Los valores actúan con discreción. Se hacen valer y atraen por si solos, pero no empujan. Por eso el verdadero maestro, fiel al modo de ser de los valores, no fuerza a sus discípulos a asumirlos y realizarlos; los lleva a su presencia, los sitúa en su área de influencia para que capten su atractivo y su eficacia.

Tenemos un problema cuando el comerciante manipulador utiliza astucias propias de un ideólogo creando un clima social de consumismo, y cuando el ideólogo demagogo utiliza las técnicas de mercader manipulador para embriagarnos con la posesión de bienes y con el disfrute de toda clase de sensaciones halagadoras, esta complicidad contribuye al descenso de nuestra calidad como personas pues ataca nuestro poder de discernimiento.

En fin, tenemos que aprender a ver las diferencias.

sábado, 25 de octubre de 2025

Día 103, del viaje a la maratón de Valencia. Comercio manipulado.

 Día 103, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Voy a continuar con la cuestión de la manipulación, pues cuanto más lo pienso más son las situaciones en las que me puedo sentir manipulado. Contextos en los que no aprecio ninguna clase de manipulación pueden serlo. Cuando se nos orienta en nuestras compras el comerciante no es un manipulador sino un guía. Ya que nos ayuda a que elijamos correctamente y, además, aumenta nuestra libertad y nuestra dignidad. Sin embargo, el mercader que es ambicioso sólo desea que nos convirtamos en clientes.

No le interesa que desarrollemos nuestra personalidad dándonos toda la información para que podamos elegir. Le basta que aceptemos su “producto”: compremos su mercancía, saquemos una entrada, nos apuntemos a un club… Y, para ello mueve astutamente todos los recursos a su alcance con el fin de que, sin pensar, demos por hecho que nos encontramos ante algo valioso, nos sintamos atraídos espontáneamente hacia ello y nos veamos obligados a comprarlo.  

Lo podemos ver fácilmente, se nos presenta un producto sobre una imagen espectacular, esa imagen absorbe toda nuestra atención y la asimilamos al producto. En esta clase de anuncios veremos que no se dan razones para que lo compremos. Se pretende influir en nuestros centros de decisión, seduciéndonos con una imagen deslumbrante. Lo que encandila prende la atención, aviva el deseo, pero, a la vez, deslumbra y enceguece. Lo que está sucediendo es que nos están seduciendo no nos están enamorando.  

No se nos muestra el valor del producto para que nuestra inteligencia y nuestra voluntad se dejen atraer por él y lo asuman con una decisión lúcida y libre. Se intenta que demos una adhesión automática.

Nos tenemos que dar cuenta de que el manipulador suele basar su eficacia en el arte de provocar reacciones automáticas. Por eso acelera el ritmo de su discurso a fin de no dejarnos reflexionar. Nos presenta la imagen bella, a la vez que nos hace oír el nombre del producto. Con este simple recurso, ese producto queda adornado automáticamente de cierto encanto. Cuando vayamos a una tienda, observaremos que nuestra vista tiende a fijarse en esa marca, que ejerce un especial conjuro sobre nuestros sentidos, nuestra inteligencia y nuestra voluntad.

No lo dudemos: estamos siendo víctima de una manipulación. Nuestra elección no es libre; se halla en buena medida predeterminada. Compramos esos productos seducidos, no enamorados. Creemos que somos totalmente libres pues estamos actuando según nuestras preferencias, pero no lo somos.

Estamos siguiendo el camino marcado por los intereses de un manipulador implacable, que no desea nuestro desarrollo personal y nuestra felicidad sino su triunfo particular como profesional del comercio.

En fin, esto lo vemos fácilmente y cada día, sin embargo, en el mundo de las ideas sucede algo parecido, pero mucho más difícil de detectar, pero eso ya lo dejo para otro día.

viernes, 24 de octubre de 2025

Día 102, del viaje a la maratón de Valencia. Un poco más de manipulación.

     Día 102, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Pensaba que con la entrada de ayer se podía dar por terminado el tema de la manipulación de las personas para reducirlas a ser meros objetos, y sin embargo he estado pensando y me he dado cuenta de que existen otras formas; reducirlos a meros clientes, meros consumidores, meros pacientes...

En nuestra sociedad existen muchas de esas reducciones a meros objetos que provocan una gran parte de la violencia actual. Nos tenemos que dar cuenta del hecho de que, antes de atacar a una persona, a un grupo, a un pueblo, se los reduce a una simple dificultad que se nos pone por delante, a "enemigo". Si consideramos a un ser humano como persona, si tenemos en cuenta su dignidad, no elegiremos atentar abruptamente contra él. Este tipo de decisiones requiere cierto arrojo brutal, y éste sólo es posible cuando uno simplifica las cosas y deja de lado el valor y la riqueza de aquello que tiene enfrente. Si vemos a alguien como un mero enemigo a batir, nos sentimos libres para poner en juego todas nuestras fuerzas de aniquilación.

Por lo tanto, manipula el que desea “derrotar” a otras personas sin preocuparse de “convencerlas. Si consigues convencerme de algo con razones, no llegas a dominarme, no te elevas sobre mí y me humillas; ambos quedamos unidos bajo la misma verdad. Aceptar una razón porque la veo como válida no me empequeñece y rebaja; al contrario, me dignifica, ya que perfecciono mi conocimiento de la realidad. En cambio, si me adhiero a lo que dices sin tener razones para ello, me veo reducido a una condición gregaria, entró en el grupo de quienes no piensan ni deciden por su cuenta sino actúan al dictado de otros.

El manipulador intenta modelar la mente, la voluntad y el sentimiento de personas y grupos para convertirlos en medios al servicio de sus fines.

En fin, me doy cuenta de que desafortunadamente existe mucha manipulación en nuestra sociedad, voy a ver si tengo tiempo para echarle un vistazo.

jueves, 23 de octubre de 2025

Día 101, del viaje a la maratón de Valencia. Manipular es sinónimo de manejar.

     Día 101, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Ayer dejé en el aire muchas cosas sobre lo que significa manipular, no le di la importancia que creo que tiene el tenerlo claro.

Y es que manipular es sinónimo de manejar. Y, únicamente son manejables los objetos. Por ejemplo: un vaso puedo utilizarlo para mis fines, desecharlo, situarlo aquí o allí... Estoy en mi derecho, pues se trata de un objeto. Es algo que carece de personalidad propia por no tener inteligencia, voluntad, capacidad creativa... Puedo, por tanto, poseerlo, dominarlo, disponer de él. Digamos, para entendernos que pertenece a un nivel en el que no nos encontramos las personas.

Los seres humanos nos situamos en un nivel por encima al tener inteligencia y voluntad propia, y poder dirigir la vida según nuestro interés. Si, al tratar a una persona, no respeto su capacidad de iniciativa y la tomo como un ser posible, dominable y manejable a mi arbitrio, conforme a mis intereses, la bajo de nivel, lo que significa un envilecimiento injusto.

El sadismo es un ejemplo de ello, suele pensarse que ser sádico es ser cruel pero no es así. Quiere decir que se rebaja de nivel a una persona para ejercer un dominio sobre ella. Para reducir a una persona al nivel de un objeto se puede hacer mediante la crueldad o mediante cierto tipo de supuesta ternura. Reducir una persona a condición de objeto es una práctica manipuladora sádica.

Si observamos con atención podemos ver como muchos de nuestros comportamientos pueden esconder formas de manipulación pues convierten a la persona en un objeto. Y si continuamos pensando veremos que las caricias también pueden esconder una forma de manipulación, ya que, si mis caricias no son una forma de expresar mi afecto hacia la otra persona, sino que sólo sirven para que yo acumule una sensación placentera, lo que en realidad estoy haciendo es reducir el cuerpo de la otra persona en una simple fuente de gratificación. Y, esta conducta que puede parecer tierna es violenta pues quien la adopta considera el cuerpo ajeno como un mero medio para sus fines y lo despoja de su condición básica: ser expresión viva de la persona en la que está integrado.

Cuando se trata de una relación amorosa, lo que esta sucediendo es que el cuerpo de la persona amada adquiere una densidad particular y prende la atención de quienes se manifiestan su amor. Cuando dos amantes se acarician para mostrar el amor que sienten como personas, su modo de acariciar tendrá un carácter y un valor personal. En este caso, el cuerpo acariciado adquiere honores de protagonista, pero no desplaza a la persona; la hace presente de modo tangible y valioso.

Por el contrario, si lo que se intenta con la carica es producir unas simples complacencias sensoriales lo rebajamos al nivel de un objeto, el cuerpo como objeto invade a toda la persona. No se ama a ésta; sólo se quiere el placer que causa su vertiente corpórea. Y ésta muestra todas las condiciones de un “objeto”: es manejado, poseído, manipulado… De ahí nos viene esa expresión de la "mujer-objeto" cuando una figura femenina es exhibida sólo a causa de su belleza corpórea. Se la ofrece a la mirada como objeto de contemplación curiosa. Con ello queda reducida a un objeto de posesión, ya que el sentido de la vista es después del tacto el más posesivo.

Y ahora podría enredar un poco más el tema si miro la diferencia entre seducir y enamorar, pues seducir es poseer, dominar, arrastrar la voluntad de alguien como si fuera un objeto. En cambio, el que enamora a una persona no la arrastra; la atrae mediante la presentación de algo valioso. Un seductor veremos que halaga con engaños para provocar una adhesión irresistible. En realidad, no se da ahí nunca ternura auténtica, sino reducción despiadada de una persona a objeto. La violencia de tal rebajamiento no queda disminuida con afirmar que se trata de un objeto adorable, encantador, maravilloso, fascinante... Tales adjetivos no libran al sustantivo "objeto" de lo que tiene de injusto, de no ajustado a la realidad, de envilecedor.

Como veis, empezamos hablando de un tema y terminamos en otro, y es que resulta muy complicado no irse por las ramas cuando el árbol tiene tantas.

miércoles, 22 de octubre de 2025

Día 100, del viaje a la maratón de Valencia. La manipulación.

     Día 100, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Muchas veces leyendo o escuchando algunos medios de comunicación tengo la impresión de que están intentando manipularme, incluso a veces pienso que se están utilizando unas técnicas precisas y bien estudiadas para conseguirlo.

Desde hace tiempo que vengo pensando que mi libertad, mi libertad auténtica es un trabajo, no un don que me dan como un regalo. Mi primer quehacer si deseo vivir libremente es inmunizarme contra todo género de ilusionismo mental o manipulación que intente envolverme en una maraña de desconcierto mental.

Existe hoy tal cantidad de información y tantas posibilidades de conseguirla que una cosa que debemos hacer es distinguir a los maestros, los que realmente enseñan, de los embaucadores. Tal distinción es necesaria si quiero evitar que nuestra sociedad se convierta en un río revuelto donde puedan pescar los afanosos de poder. No basta vivir en una democracia para disfrutar de auténtica libertad: la libertad de pensar con independencia de criterio, orientar nuestra voluntad hacia las metas que nos marca nuestra forma de entender la vida, organizar debidamente nuestro sentimiento, dar cauce y plasmar nuestra creatividad en las diversas vertientes de la vida... Esta forma eminente de libertad debemos lograrla poniendo en juego un antídoto contra la manipulación.

Y no encuentro un mejor antídoto que tomar estas medidas: estar alerta, pensar con rigor, vivir creativamente. Conocer bien lo que es la manipulación y los peligros que entraña es el objetivo que tenemos que alcanzar.

Hay unas frases de Antoine de Saint-Exupéry que me vienen muy bien para este tema, se fijó en estos graves errores: "He aquí (...) un gran misterio del hombre. Pierden lo esencial e ignoran lo que han perdido". "Los hombres dilapidan su bien más preciado: el sentido de las cosas". Un poco de razón tenia, no sólo tenemos que recobrar el sentido de nuestra vida si es que lo hemos perdido, sino aprender a dar a nuestra vida sentidos nuevos que suban su calidad un escalón más.  

martes, 21 de octubre de 2025

Dia 99, del viaje a la maratón de Valencia. Posibilidades reales.

     Dia 99, del viaje a la maratón de Valencia.

¡¡¡Muy buenos días!!! 



Hablo de mucho de felicidad, de todo lo que conlleva buscarla, alcanzarla y mantenerla. Y sin embargo ese deseo se encuentra con un obstáculo muchas veces infranqueable cuando va más allá de nuestras posibilidades reales.

Por eso, quedamos frustrados porque no conseguimos realizar ese viaje que anhelamos o esa marca que tanto hemos entrenado.

En esos momentos, cuando estamos delante de esa “pared”, no nos viene mal recordar una idea que tenia Aristóteles sobre la felicidad: la forma para llegar a la felicidad solo se puede construir seriamente si somos capaces de reconocer lo que está en nuestras manos, y apartamos los sueños y proyectos que no podemos alcanzar, al menos en ese momento.

No estoy diciendo que nos tengamos que rendir ante las circunstancias, ni de renunciar a buscar y alcanzar mejoras en nuestra vida. De lo que se trata es de reconocer que, aunque ahora no las puedo alcanzar, puedo asomarme a la ventana y ver una bellísima puesta de sol. O si puedo saborear esa comida que con tanto cariño he cocinado.

La felicidad posible siempre es aquella que reconocemos, gracias a la virtud de la prudencia, como asequible y beneficiosa, que la podemos incluir en nuestras relaciones con los demás.

Perseguir una ilusión que nos hace daño, o que nos exige un esfuerzo que nos agota, o que incluso lleva a producir daño en aquellos que nos rodean, es ir contra la felicidad posible, es dejarse engañar por espejismos malignos.

La verdad es que no siempre la felicidad posible se va a conseguir. Es posible que al acercarnos a la ventana a ver esa puesta de sol, tal vez nos encontremos, con sorpresa, que las nubes han transformado la escena y se nos va a poner a llover.

No veremos esa puesta de sol que esperábamos para terminar de animarlos el día. Pero podemos, al menos, disfrutar del inicio de una lluvia que embellecerá los campos y que dará vigor a los árboles, y que de otra manera también nos animará la tarde.