“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)
Nordkapp: día 74. 15/06/22.
Anaset --- Skelleftea.
Distancia hoy: 77 km.
Velocidad media: 13,83 km/h.
Día normal, de paseo en
bicicleta, solo habría que destacar el viento de cara que he sufrido durante
toda la sesión de pedaleo, el que haya llovido un poco antes de montar la
tienda es normal, todos los días en algún momento tienen que caer cuatro gotas.
Así que no hay nada
interesante sobre qué escribir y tampoco sé sobre qué escribir. No tengo ni
idea de qué contar que pueda servir para algo y que además tenga algo de jugo y
gracia.
Me ha pasado más veces pero
siempre surge algo, por más que me sienta en dique seco, la solución es
sentarme y hacer. La cuestión es sentarme, eso sí. Y luego, hacer. Por tanto,
es una cuestión de fuerza de voluntad, de ponerse manos a la obra.
Así pues, aquí estoy
sentado en la sala común que hay en este camping para los que van en tienda y
que como soy el único en la zona de tiendas, la tengo toda para mi.
Así que amigos míos, aunque
no sepa ni qué ni cómo, ya llevo escritas unas cuantas líneas, de momento algo
es algo.
Recuerdo ahora que
alguien dijo que : “las buenas historias sólo le ocurren a quien sabe
contarlas”. Y algo de cierto hay. No es que esas personas tengan un imán
para las buenas historias, creo yo. Como si a ellos les pasasen más cosas
divertidas, o más románticas, o más sorprendentes que a los demás. Más bien, pienso
que les ocurrirán las mismas cosas que a todo el mundo, sin embargo saben
verlas de un modo que se vuelve una buena historia para contar.
Si fuésemos capaces de ver
nuestra historia diaria, nuestra vida con una mirada agradecida, de un modo que
se transforme en una buena historia sería más divertida y por lo tanto mejor.
Porque sí, el ser
agradecido se puede enseñar. ¡Se entrena y se aprende! Si cada noche agradezco
el día que he tenido, resaltara ese lado bueno de las cosas. No es que no me pase
por dificultades, claro que las hay. Pero también estas se convirtieran en
oportunidades para mejorar.
Al final de lo que se
trata es de volver a ver el día de esa forma. ¿Qué tengo que agradecer hoy? Porque
si uno mira bien, nuestra vida está llena de motivos por los que dar gracias.
Desde lo más insignificante a lo más grande. Desde el amanecer hasta el
atardecer. Respirar, andar, abrazar a alguien, charlar con un amigo, leer algo
apasionante, dejar cumplida una tarea, sentirme cansado después de bajarme de
la bicicleta.
Si esto es así, podría
cambiar la frase del principio por la de: “ las buenas cosas solo le ocurren
a quien sabe agradecerlas”. Quiero decir, nos ocurren a todos, pero solo
las va a reconocer quien sepa agradecerlas.
Y yo quiero ser de esos. y
puedo decir que he hecho lo que podía,
que es lo que tenía que hacer. Ese es mi premio, hacer lo que he podido.
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