“El amplio objeto de un viaje no es poner el pie en tierra extraña; es poner el pie, al fin, en nuestro propio país como en una tierra extraña” (G. K. Chesterton)
Camino de Geiranger. 1 de septiembre
de 2024.
Todos los días invariablemente pienso
en el futuro. Más si cabe en estos días en que me encuentro en Geiranger, de
ahí que el futuro me influya y que llegue a convertirse en muchos momentos en
el centro de mi atención, la cuestión es que pensar continuamente en el futuro
me resulta algo casi natural y espontaneo y que, sin embargo, está rodeado de
algunos problemas.
El principal problema que me
encuentro es que en realidad el futuro no existe. Cuando por la mañana salgo
del camping y pienso a donde quiero llegar, no tengo la seguridad de que mi “plan”
se vaya a convertir en realidad. Por eso, muchas veces me sorprendo al estar tan
pendiente del futuro. Porque ese futuro es un enigma lleno de incógnitas, un
misterio que en su mayor parte no está bajo mi control.
Es verdad que muchas de las previsiones
que hago sobre cómo se va a desarrollar el día terminan haciéndose realidad.
Cuando me dirijo a un camping para acampar, es casi seguro que estará abierto.
Pero en ocasiones no lo está, y mi expectativa se convierte en sorpresa o en
desengaño. Lo que digo del camping vale para cuestiones también mucho más
importantes.
La cuestión es que durante un
viaje algunas previsiones se hacen realidad, otras quedan completamente desfiguradas,
y en muchas ocasiones ocurren las cosas en parte como las habíamos previsto y
en parte dándose la vuelta con situaciones insospechadas. A pesar de que muchas
veces mis previsiones no se han cumplido vivo el presente prestando demasiada atención
al futuro.
Y es que resulta sorprendente que las
cosas nos sucedan como habíamos previsto: que lleguemos a la hora prevista al
camping, que nuestra parcela reúna las condiciones que esperábamos, y que el
precio sea, de verdad, mejor de lo que pensábamos.
Sí, es sorprendente que el futuro se
desarrolle como habíamos pensado, a pesar de la gran cantidad de variables que existen,
que desde el café de la mañana hasta que entremos en el saco de dormir haya
sido según lo previsto. Es difícil que esto nos suceda y por eso cuando sucede
hay que estar agradecidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario