“El amplio objeto de un viaje no es poner el pie en tierra extraña; es poner el pie, al fin, en nuestro propio país como en una tierra extraña” (G. K. Chesterton)
Camino de Geiranger. 25 de agosto
de 2024.
Uno de los momentos más especiales
de mis viajes es cuando tengo por delante horas enteras para mí. Los he tenido
con la bicicleta y ahora con la berlingo. Por cierto, estoy haciendo una de las
cosas que más me gustan en el mundo: conducir. Reconozco que me eché con ganas
a la carretera, deseando recorrer esos cerca de 4 mil kilómetros que me
separaban de Geiranger, sabiendo que iba a estar más solo que con la bicicleta,
en el coche se siente uno más aislado.
El hecho de tener tantas horas por
delante solo en el coche me aterrorizaba y me emocionaba a partes iguales. Así que
estoy aprovechando este tiempo para mirar dentro de mí. Vi que en mi ansia de
viajar en bicicleta y cumplir disciplinadamente mis objetivos había enterrado
muchas cosas en un agujero con un cartel encima que decía “para después”. Pues,
ese después es ahora.
Donde mejor pongo en orden mis
pensamientos es sobre un papel o sobre un ordenador, pero dado que me paso
algunas horas conduciendo, no se me ocurre otra cosa que hablar en voz alta,
como si alguien estuviera sentado en el asiento del lado y le contara mis
cosas. Es curioso, nunca lo había hecho en la bicicleta, a lo máximo que he
llegado a sido a cantar, cantar lo que se dice cantar no sé, más bien se podría
decir tararear.
Hable de los motivos por los que
hago estas cosas. Explique mi larga lista de proyectos e ilusiones, solo para
recordar que ahí están y que son mi razón para seguir adelante. En estas
conversaciones trato de prepararme para reencontrarme con la vida normal que me
espera a la vuelta, y quiero estar bien por fuera, pero, sobre todo, por
dentro.
Después de las casi cinco horas
que conduzco cada día, al llegar al camping, pienso que esto tendría que
hacerlo más a menudo, como me recordó mi acompañante invisible, hablar como un
amigo que habla con otro amigo. Incluso cuando pienso que estoy solo él está. Estoy
seguro de que él alimenta continuamente mis deseos y mis ilusiones y me ayuda a
seguir preparando y ejecutando mis proyectos ayudándome a avanzar a pesar del
miedo y las incertidumbres que se me van presentando.
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