“Cuando cayó, siempre fue por perder pie, jamás porque se acobardó ante el salto” (G. K. Chesterton)
Sábado 17 de agosto de 2024. El Canal
des 2 Mers.
Cada vez es más fácil encontrarse con
personas que tienen poca fuerza de voluntad, o lo que es lo mismo, que les
falta energía interior para afrontar las dificultades, los retos y los
esfuerzos que nos plantea cotidianamente la vida y como no un viaje en
bicicleta.
Y es que si no se desarrolla esa
fortaleza para afrontar los problemas las demás virtudes van a sentirse
perjudicadas, ya que toda virtud requiere de un esfuerzo para alcanzarla. Para
que un hábito bueno se convierta en virtud es necesario entender qué y por qué
se hace, y querer hacerlo. Por eso es tan importante entender que el esfuerzo
que se tiene que realizar es necesario y conveniente, lo que nos motivará y
estimulará nuestros deseos de esforzarnos.
Al final, como en tantas cosas la
respuesta a muchas dificultades se encuentra en nuestras manos. Hay que
lanzarse, respiramos profundamente y nos subimos a la bicicleta y a pedalear,
nadie lo hará por nosotros, lo importante es llegar a nuestro objetivo con la
satisfacción de haber hecho todo lo que sabíamos y podíamos.
Nadie realiza un viaje de largo
recorrido al primer intento, ni perfecciona sus errores con una sola
rectificación. Nos equivocaremos y nos equivocamos muchas veces, pero no hay
que acobardarse, como suele decirse: “los barcos donde más seguros están es en
el puerto, pero no se han construido para estar amarrados, sino para salir a
alta mar”.
Por eso, viajar en bicicleta es una
aventura que conlleva las ganas de recorrer territorios y lanzarse a conocer a
personas. Y no debemos de dejar pasar las oportunidades de empezar, de ponernos
en marcha pues la base de un viaje se encuentra en ellas. No debemos dejar
pasar las oportunidades para ponernos en marcha. Sé que no todo será fácil,
pero es cuestión nuestra sacarles el provecho y dirigirlas para que saquen lo
mejor de nosotros.
Ya se que ahora más de uno se estará
preguntando: ¿De verdad todo va a ir bien?
Es tan difícil que todo salga bien,
que todo tenga un final feliz. Estoy seguro que en más de alguna ocasión al comenzar
un viaje nos animaron con que todo iría bien, pase lo que pase. Pero no es
verdad, no creo que todos los viajes vayan todo lo bien que pensábamos. No es
por hundir a nadie ni arruinar un proyecto, es por situar una realidad: en la
vida existe el fracaso, las meteduras de pata, las equivocaciones y los finales
inesperados. No todo nos sale bien.
Hay un aprendizaje que se nos hace
necesario para viajar en bicicleta. Si vivimos la vida con el horizonte único
de que todo irá bien, puede que nos relajemos lo suficiente como para no
implicarnos en el proceso que vivimos. En alguna medida, tener cierto temor a
equivocarse, o al menos barajarlo, ayuda a intentar hacerlo mejor y a no estar
tan confiado en los resultados buenos que nos olvidemos de buscarlos con todo
lo que podamos.
Un viaje puede ir bien o no. Y no
pasa nada. ¡Claro que a todos nos gusta lo bueno y lo que está bien! No somos
tan estúpidos. No podemos convertir en creencia que todo nos tiene que ir bien,
porque hay cosas que nos toca padecer y sufrir. Si fantaseamos con que todo irá
bien y no resulta así, el batacazo interno es considerable. Pero si manejamos
las diversas posibilidades y nos acogemos pasándolo mal y sufriendo, quizás
integremos en nosotros una dosis buena de humanidad. Vivamos nuestra vida
acogiendo lo que vamos viviendo, cuanto más nos pelemos contra lo que nos
limita peor.
Ya estoy mirando el viaje del año que
viene, ¿todo irá bien? Pues no lo se, lo que sí se, es que tengo que poner todo
de nuestra parte para que sea posible. Eso sí que lo se.
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