“El espíritu de la cultura no consiste solamente en conocer los hechos, sino en ser capaz de imaginar la verdad.” (G.K. Chesterton)
Llevo
unos días intentando ponerme al día, en lo que se refiere a toda la actualidad,
y no tengo dudas de que nos dirigimos, si es que no lo estamos ya, hacía una
crisis económica y moral. Según lo veo yo, el problema se centra en que la
mayoría de los países y sus mandatarios no saben por qué pasa lo que les pasa,
a pesar de la tragedia en la que se vive cada día. Y, es que si comparo los
problemas de las personas que tengo a mi alrededor con las medidas que se están
tomando veo que no van a solucionar esos problemas, constato pues una
incapacidad de nuestros dirigentes para poner en marcha las respuestas que nuestros
males necesitan.
Es
necesario y urgente, pues, acometer nuestros problemas olvidándonos de lo que
hasta ahora consideramos como culturalmente correcto, y salir del cuadro de las
ideologías supremacistas que invaden nuestra sociedad. Es un asunto que
encuentro necesario para conservar la salud de nuestra sociedad. Para no
convertirla en un gran asilo lleno de personas disgregadas, solitarias y
enfrentadas. Para mantener el mejor sistema de bienestar, antes de que volvamos
a una sociedad dividida en clases sociales. Tenemos que hacerlo antes de que
nos convirtamos en una provincia de Asia en la frontera con una gran y joven
población musulmana.
Se nos
han complicado las cosas, nos encontrábamos solucionando la grave crisis económica
del 2008 cuando en el 2020 nos llega el Covid-19, y cuando parecía que las podíamos
solucionar nos encontramos con las consecuencias de los costes de la transición
energética, agravada por la guerra de Ucrania que vuelve a castigar a los más débiles
económicamente añadiendo una inflación que ha puesto en duda nuestra
recuperación.
Es
obligado tener un marco de referencia que nos haga posible interpretar cual es
nuestra realidad con el propósito de entender los motivos de nuestros
problemas. Solo si partimos de un diagnóstico acertado y completo podremos
volver a construir una nueva sociedad más justa.
Si nos
preguntamos ahora cual puede ser el motivo que aparece en cada uno de todos los
desórdenes económicos, veremos que nos encontramos con uno que se repite en
todos: crisis moral. Esto quiere decir que nos encontramos con un problema complicado
ya sea individual como colectivo para identificar el bien, la justicia, en la búsqueda
de la verdad, y también con una gran dificultad a la hora de ver la diferencia
entre lo necesario y lo superfluo. Si lo pensamos un poco no daremos cuenta que
buena parte de nuestros problemas aparecen por culpa de esas incapacidades y
limitaciones. Es fácil verlo en la política, no porque en ella abunden más que
en otras actividades, sino porque, al estar en la escena pública, los defectos
son mucho más visibles. Ya sé que podemos decir que nuestros pobres y
marginados son afortunados al lado de los pobres de África, pero esto no debe
ser ningún consuelo para nuestras penurias. No vamos a arreglar de esta forma
esa herida de una desigualdad cada vez más grande, ni desharemos la convicción
de que estamos en una sociedad injusta. Si esta situación permanece mucho
tiempo, vamos a ver a esas personas como cargas sociales, sin futuro y que van
a depender de las ayudas del estado, y sin posibilidad de tener un proyecto
propio.
Sin embargo,
hay algo más que me preocupa, no se trata solo de las consecuencias del paro,
ni del trabajo precario y reducido. Tengo una extraña sensación de desesperanza.
Es el convencimiento tan extendido de que todo funciona mal. Siempre peor que
ayer y menos que mañana. Son muchas personas las que tienen la impresión de que
todo funciona de una forma cada vez más desastrosa, como si a mayor problema correspondiera
una menos eficiencia y eficacia. La opinión pública se ha convertido en un
interminable debate incapaz de llegar a ninguna conclusión y esto aumenta la
sensación de impotencia e injusticia. Haciendo que nos cuestionemos nuestra
democracia.
La causa
de todas estas dificultades, culturales e históricas pienso que se deben a que el
gran paraguas que resguardaba a toda la civilización occidental desde hace más
de 2000 años se ha cerrado y ha desaparecido, y cada vez que llueve nos mojamos.
En
fin, lo dejo por hoy, y tal vez mañana intentare abrir otra vez ese paraguas.
Buenos
días.
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