lunes, 12 de septiembre de 2022

Poniéndome al día.

 “El espíritu de la cultura no consiste solamente en conocer los hechos, sino en ser capaz de imaginar la verdad.” (G.K. Chesterton)

Llevo unos días intentando ponerme al día, en lo que se refiere a toda la actualidad, y no tengo dudas de que nos dirigimos, si es que no lo estamos ya, hacía una crisis económica y moral. Según lo veo yo, el problema se centra en que la mayoría de los países y sus mandatarios no saben por qué pasa lo que les pasa, a pesar de la tragedia en la que se vive cada día. Y, es que si comparo los problemas de las personas que tengo a mi alrededor con las medidas que se están tomando veo que no van a solucionar esos problemas, constato pues una incapacidad de nuestros dirigentes para poner en marcha las respuestas que nuestros males necesitan.

Es necesario y urgente, pues, acometer nuestros problemas olvidándonos de lo que hasta ahora consideramos como culturalmente correcto, y salir del cuadro de las ideologías supremacistas que invaden nuestra sociedad. Es un asunto que encuentro necesario para conservar la salud de nuestra sociedad. Para no convertirla en un gran asilo lleno de personas disgregadas, solitarias y enfrentadas. Para mantener el mejor sistema de bienestar, antes de que volvamos a una sociedad dividida en clases sociales. Tenemos que hacerlo antes de que nos convirtamos en una provincia de Asia en la frontera con una gran y joven población musulmana.

Se nos han complicado las cosas, nos encontrábamos solucionando la grave crisis económica del 2008 cuando en el 2020 nos llega el Covid-19, y cuando parecía que las podíamos solucionar nos encontramos con las consecuencias de los costes de la transición energética, agravada por la guerra de Ucrania que vuelve a castigar a los más débiles económicamente añadiendo una inflación que ha puesto en duda nuestra recuperación.

Es obligado tener un marco de referencia que nos haga posible interpretar cual es nuestra realidad con el propósito de entender los motivos de nuestros problemas. Solo si partimos de un diagnóstico acertado y completo podremos volver a construir una nueva sociedad más justa.

Si nos preguntamos ahora cual puede ser el motivo que aparece en cada uno de todos los desórdenes económicos, veremos que nos encontramos con uno que se repite en todos: crisis moral. Esto quiere decir que nos encontramos con un problema complicado ya sea individual como colectivo para identificar el bien, la justicia, en la búsqueda de la verdad, y también con una gran dificultad a la hora de ver la diferencia entre lo necesario y lo superfluo. Si lo pensamos un poco no daremos cuenta que buena parte de nuestros problemas aparecen por culpa de esas incapacidades y limitaciones. Es fácil verlo en la política, no porque en ella abunden más que en otras actividades, sino porque, al estar en la escena pública, los defectos son mucho más visibles. Ya sé que podemos decir que nuestros pobres y marginados son afortunados al lado de los pobres de África, pero esto no debe ser ningún consuelo para nuestras penurias. No vamos a arreglar de esta forma esa herida de una desigualdad cada vez más grande, ni desharemos la convicción de que estamos en una sociedad injusta. Si esta situación permanece mucho tiempo, vamos a ver a esas personas como cargas sociales, sin futuro y que van a depender de las ayudas del estado, y sin posibilidad de tener un proyecto propio.

Sin embargo, hay algo más que me preocupa, no se trata solo de las consecuencias del paro, ni del trabajo precario y reducido. Tengo una extraña sensación de desesperanza. Es el convencimiento tan extendido de que todo funciona mal. Siempre peor que ayer y menos que mañana. Son muchas personas las que tienen la impresión de que todo funciona de una forma cada vez más desastrosa, como si a mayor problema correspondiera una menos eficiencia y eficacia. La opinión pública se ha convertido en un interminable debate incapaz de llegar a ninguna conclusión y esto aumenta la sensación de impotencia e injusticia. Haciendo que nos cuestionemos nuestra democracia.

La causa de todas estas dificultades, culturales e históricas pienso que se deben a que el gran paraguas que resguardaba a toda la civilización occidental desde hace más de 2000 años se ha cerrado y ha desaparecido, y cada vez que llueve nos mojamos.

En fin, lo dejo por hoy, y tal vez mañana intentare abrir otra vez ese paraguas.

Buenos días. 

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